Dedican su vida a enseñarle a niños con sordera

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 4 de octubre)Michelle CoronelCIUDAD DE MÉXICO, octubre 12 (EL UNIVERSAL).- Andrea Guerra es una maestra oyente con especialidad en Lengua de Señas Mexicana que desde hace dos años pertenece al grupo de 16 docentes que laboran en el Instituto Pedagógico para Problemas de Lenguaje, IAP (IPPLIAP).

En el IPPLIAP --cuyas instalaciones han sido construidas gracias a donativos-- los estudiantes no sólo aprenden los conocimientos regulares de sus grados académicos, sino que también se les enseña a ser creativos y relacionarse con su entorno. Esta escuela, ubicada en la Ciudad de México, atiende aproximadamente a 150 alumnos sordos de nivel preescolar, primaria y secundaria.

En los primeros grados de estudio los niños tienen a dos maestras: una de ellas es sorda y les da las bases para desarrollar la lengua de señas; la segunda es oyente y conoce la lengua de señas, pero con ella aprenden a escribir y leer en español para que al salir de la institución sean bilingües.

Las maestras resaltan que los estudiantes deben aprender la información primero en su lengua materna para después entenderlo en español y así comunicarse con todas las personas de forma escrita.

Para los padres representa un reto: "Es difícil, porque no es nuestra lengua materna, pero es cuestión de práctica", dice el padre de Fernanda, una niña sorda de cuarto de primaria. Ellos también se esfuerzan por aprender a entenderlos, investigar formas de ayudarles o mejorar su interacción.

Antes del inicio de clases, a las familias se les realiza un estudio socioeconómico que determina el costo de las colegiaturas, que puede variar según las posibilidades de los padres o tutores. Hay sordera de nacimiento, la cual se diagnostica con la prueba de tamiz auditivo neonatal; sin embargo, en otros casos, los niños quedan afectados a lo largo de su desarrollo por alguna enfermedad.

Andrea Guerra disfruta su profesión, a la cual decidió dedicarse desde niña tras enterarse de que su primo había nacido con sordera, además de que siempre ha tenido vocación de servir y ayudar, por lo que decidió estudiar la licenciatura en Educación Especial y hacer un diplomado en Lengua de Señas Mexicana (LSM).

De acuerdo con el Inegi, en todo el país hay al menos 40 intérpretes certificados en LSM. La mayoría de quienes conocen este lenguaje son familiares de sordos, debido a que la SEP no obliga a los maestros a tener este tipo de conocimiento.

Con una...

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