Dedican en Tepito rosario a la muerte

AutorHumberto Padgett

Cada primer viernes de mes, el "barrio bravo" hace una pausa justo a la medianoche para que los devotos llevan su mano izquierda a la frente y hagan la señal de la cruz e iniciar el rosario a la Santa Muerte.

Quienes rinden culto a la figura de rostro cadavérico lo hacen en un altar instalado en plena calle y similar a los que guardan a la Virgen de Guadalupe en los mercados públicos.

Al llegar a la calle de Alfarería, entre Panaderos y Mineros, desde cualquiera de las dos esquinas se distingue el altar rodeado por 40 ramos de flores y unas 250 veladoras.

La túnica azul claro y el manto ribeteado con escarcha dorada sugieren la presencia de la imagen de una Virgen de tamaño natural.

Ya de cerca, la imagen sorprende a quien espera un rostro de mujer, pues quien preside el espacio y se repite a sí misma decenas de veces en figuras más pequeñas de diversos colores y materiales es la Santa Muerte o la "Niña Blanca", como los tepiteños la llaman.

A la muerte le llevan flores quienes la tienen tatuada en el pecho, en la espalda y en los brazos, quienes la portan en escapularios, quienes la tienen en su casa, en su negocio, en su auto.

Junto al altar hay una casa en la que se venden todos esos productos y oraciones a la Santa Muerte y al otro santo al que los tepiteños recurren constantemente: Jesús Malverde, el patrono de los narcotraficantes.

La devoción a la Muerte y a Jesús Malverde se ha asociado con ladrones y narcotraficantes, como Osiel Cárdenas Guillén y Gilberto García Mena, "El June". En Tepito pueden encontrarse estampas de todos esos personajes.

"Unos la veneran porque la quiere uno, la acompaña a uno; aquí no sólo vienen los del Barrio y gente pobre y rica, de toda, vienen a ver a la 'Niña'. Cada viernes primero de mes le hacemos un rosario. Es un rezo normal, pero también tiene sus oraciones para ella.

"La teníamos adentro de la casa, pero la gente no cabía ya. Entonces, la sacamos hace ya casi dos años y le hacemos su rezo", explica Raymundo Romero, dueño de la imagen.

El hombre, de unos 60 años de edad, aprendió el culto por la "Santísima", cuando trabajaba en una pulquería, hace unos 15 años.

Ahora vive de las limosnas que le depositan a la "Chiquita" y la venta de su figuras en todos tamaños y colores junto a las de Jesús Malverde.

"A don Jesús (Malverde) también se le tiene mucha estima. Es como cualquier otro santito, como San Juditas; se le pide, se le reza. A nada ni nadie se renuncia, somos católicos", dice.

Desde entonces...

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