Decio respiró hondo la final del Ascenso

Édgar Luna CruzAGUASCALIENTES, Ags., mayo 24 (EL UNIVERSAL).- Decio de María Serrano llegó al futbol como una solución a la mala administración de Miguel Pasquel, primer secretario general que tuvo la entonces llamada Rama de la Primera División.

A su arribo las cosas cambiaron su estilo más desfachatado cayó como anillo al dedo a la Federación y muy pronto se convirtió en la mano derecha e indispensable de Justino Compeán, presidente de la Federación Mexicana de Futbol. Hasta hubo quien los llamó Batman y Robin. Es mejor no saber las identidades de cada uno.

Al pasar de los años Decio se volvió pieza clave en el organigrama, presidente de la Liga y digno sucesor de Justino, quien decidió dar un paso al costado debido a la edad y el cansancio. Nadie mejor para sustituirlo que De María Serrano.

Mañana en la Asamblea de la Primera División, la llamada junta de dueños, se dará a conocer oficialmente el cambio y comenzarán los movimientos internos de los que todos hablan en estos días.

Pero eso es hasta el lunes. Hoy (ayer), aún la tiene que hacer de presidente de la Liga y como siempre aprovecharse del nombramiento permitiéndose andar por la cancha, tomar un refresco sentado en el filo de la banqueta como si el futbol mexicano, todo él, no fuera a recargarse en sus hombros.

Decio respira la final del Ascenso como si fuera la final de la Copa del Mundo. Ve hacia la tribuna del Victoria. Ve hacia el campo donde calientan los equipos y sabe que como presidente ya no podrá hacer esto, o por lo menos lo hará menos seguido.

Mientras llega el...

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