Decide Vila-Matas quitarse la máscara

AutorSilvia Isabel Gámez

Enrique Vila-Matas confiesa haberse sentido asustado por las reacciones que podría generar en España, un país con una alta tasa de paro juvenil, la publicación de Aire de Dylan, novela que tiene como protagonistas a dos jóvenes, Vilnius y Débora, que no quieren trabajar. Al principio de su carrera, los críticos calificaron su obra de light, eso lo volvió combativo, y ahora asumió el riesgo de ser malinterpretado.

"La novela no depende de la época", explica. "(En esta crisis económica) la palabra clave es contagio. Lo que se contagia es el desánimo para hacer cualquier cosa. Lo viví en un viaje relámpago que hice a Grecia el año pasado, donde registré lo que pasaría en España: el desánimo moral, creativo, nadie quiere hacer nada porque no tiene sentido. Ese contagio lo encuentro peligrosísimo".

Aire de Dylan (Seix Barral) inaugura una tercera etapa en la obra de Vila-Matas, donde busca alcanzar, como Vilnius, "el brillo de lo auténtico". Autor de múltiples personalidades, en una primera etapa hizo una indagación sobre el absurdo, la segunda fue una especie de automitografía, y ahora intenta aproximarse a la verdad a través de la ficción.

"Intento fondear en lo que he escrito, dirigirme hacia lo más próximo que soy, si es que hay algo detrás de tantas máscaras".

Su nueva novela es "puro teatro". Tiene villanos tan malvados que resultan cómicos, y en una estructura de muñecas rusas, donde una historia contiene a otra, desarrolla en forma paralela la trama del Hamlet shakesperiano hasta que decide romperla.

"La vida nunca reproduce una obra de Shakespeare. Es más imperfecta. Lo que quería era acercarme a la autenticidad y contar cómo es la vida", señala. "Juego con ser imperfecto conscientemente".

Por su relación con la levedad, con una ligereza que se opone a la "pesadez insufrible de lo libresco", el escritor considera que Aire de Dylan mantiene vínculos estrechos con Historia abreviada de la literatura portátil y Bartleby y compañía. Es una novela donde se propuso describir "la esencia, el aire de nuestro tiempo, la fragancia de lo efímero". Y eligió para representarlo un espectro, el de Lancastre, el padre de Vilnius, que entra en sus pensamientos para clamar venganza, y la sombra del narrador que cuenta la historia, anónimo y gris.

"Es una visión un poco derrotista del mundo actual, pero creo que la sombra y el espectro ocupan mucho espacio y son muy divertidos. No caben en un cuarto normal, se alejan riéndose de una forma infinitamente...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR