'Le debo todo a la UNAM'

AutorIsrael Sánchez

Con una prestigiosa carrera de poco más de medio siglo donde los logros y premios han sido una constante, lo que mayor satisfacción ha dado al médico investigador Adolfo Martínez Palomo (Ciudad de México, 1941) es, en verdad, muy sencillo.

"Yo me he sentido más a gusto cuando se reciben mis alumnos, y cuando trabajo en el microscopio electrónico a oscuras", responde en entrevista el profesor emérito del Cinvestav y miembro desde 1985 de El Colegio Nacional (Colnal).

Sus palabras son significativas, pues he ahí, no sin cierto riesgo a pecar de reduccionismo, las dos caras de la moneda de una trayectoria consagrada, por un lado, a la investigación en salud, y, por el otro, a la fuerte promoción de la misma y a la formación de nuevos valores.

Siguiendo la tradición familiar, Martínez Palomo decidió ser médico, como su abuelo paterno y su padre -"era casi natural que me interesara la medicina", opina-, pero desde los primeros años de estudio se inclinó por la investigación más que por la práctica clínica, entusiasmado por los nuevos descubrimientos de la bioquímica y la microscopía electrónica.

Al graduarse como médico cirujano en la UNAM, partió al Departamento de Patología de la Universidad Queen's, en Canadá, donde obtuvo el grado de Maestro en Ciencias, y posteriormente al Instituto de Investigaciones del Cáncer en Villejuif, Francia, atraído por las investigaciones de Wilhelm Bernhard sobre la biología de las células cancerosas.

Ya desde entonces comenzó a cosechar hallazgos y reconocimientos, con trabajos sobre la replicación del adenovirus 12 -virus oncogénico común en humanos- que le granjearon, con apenas 26 años, el Premio Internacional de Investigación Científica de la Sociedad Karger, en Suiza.

Al mismo tiempo, inició el estudio ultramicroscópico de la membrana plasmática de las células tumorales para analizar diferencias entre éstas y las células normales que explicaran el comportamiento anárquico de las primeras.

"Tuve mucha suerte, hice observaciones que resultaron interesantes sobre la microscopía electrónica de las células cancerosas", reconoce Martínez Palomo, quien describe como formidable esta experiencia en la segunda mitad de la década de los 60.

"Simplemente, pensé: 'Voy a usar el microscopio electrónico a ver qué pasa con las células cancerosas', y parecía una pregunta muy elemental, pero resultó en observaciones interesantes".

Una inspiración para su carrera, confiesa, era el biólogo celular George Palade, posterior...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR