'Le debo al azar muchos libros'

AutorFrancisco Morales V.

En el listado de los afectos de Verónica Murguía, el recuento de todo aquello que genuinamente agradece tener en la vida, hay un lugar privilegiado para un acervo de libros muy particular.

Desde su estudio en Coyoacán, a su vez un pequeño santuario de libreros hermosos de pared completa, la escritora recuerda aquella colección de títulos que su abuela le puso a la mano desde la niñez muy temprana.

"El librero de mi abuela tenía todo lo que yo quería en esta vida", rememora en entrevista, con la claridad que otorga el tiempo.

Basta con trazar la trayectoria de Murguía, quien se ha sumergido a fondo tanto en la época medieval árabe y europea como en la literatura fantástica, para entender cuán importantes fueron esas primeras lecturas, y tan definitivas.

La persistencia de los volúmenes en ese librero queda patente en épicas fantásticas como Loba y El fuego verde (ambas editadas por SM), así como en la erudición y magia en torno al mundo árabe de Auliya y en la vigencia dolorosa de la peste medieval en El cuarto jinete (las dos en ERA).

"Mi abuela tenía unos libros de las cruzadas, unas crónicas de un anticuario del siglo 19, muy sabio, muy mocho, muy babas; un sabio, aunque, para mi gusto, de una extraordinaria miopía -pero, por supuesto, yo soy una hija del siglo 21- en lo que se refiere a los crímenes que cometieron los cruzados", explica.

Pero también tenía Orlando furioso, de Ludovico Ariosto, así como un diccionario de mitología general y la Biblia, que leyó con su abuela, metiéndola en muchos problemas; "pobrecita", ríe.

Y ahora, los cientos de libros que pueblan la biblioteca de su estudio, entre cantos épicos europeos, sagas nórdicas, estudios de la vida en el medioevo, poesía árabe, gestas germánicas y series de fantasía contemporánea, dan cuenta de una fidelidad y amor prolongados por aquellas primeras lecturas.

"Es de las cosas que más tengo que agradecerle a la vida, y mi esposo David (el poeta David Huerta) y algunos amigos, y mi hermana... El haber encontrado esos libros se lo debo al azar por completo", reflexiona.

Nacida en la Ciudad de México en 1960, Murguía pasó la infancia en la quietud suburbana de Satélite, en el Estado de México, que, en esa época, le recordaba más a lo que veía en series de televisión como Señorita Cometa; un entorno favorable para la lectura.

"Yo era una niña muy enfermiza, entonces los libros me hicieron la compañía que me hacía falta en una época en la que se privilegia el juego físico sobre todas...

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