EN EL DEBATE / Vallarta, ¿el nuevo rehén?

Mario Sacramento

¿Qué sentiría al ver caer inerte a su vecino tras recibir el tiro de gracia de manos de un transeúnte que saca un objeto de su chamara y lo apunta hacia su víctima?; es un momento tan breve, apenas da tiempo de parpadear cuando todo ha terminado con un sonoro estruendo. El inmolador no se veía diferente a cualquier otro caminante, lo que lo hace más peligroso. Ahora habremos de dudar de todos. Nuestra vida ha cambiado de repente, en unos segundos. Ya pasó todo, y a la vez no pasó nada. El agresor siguió su camino, como si nada. Nadie volvió a saber de él. No tenía la cara cubierta ni vestía de manera incriminatoria.

La denuncia no surte el efecto necesario. Los que antes denunciaban, en pro de la ciudad que anhelan, se veían de repente reprimidos cuando alguien les echaba en cara su valiente acción ciudadana. Y a la siguiente repetición frustrada del intento cívico y honesto, el vecino deja de denunciar, abandonando su derecho e ilusión a algo que le es propio.

En "Visión de País", Alberto Bailleres y Arturo Fernández comentan: "Los mexicanos creamos un Estado-Nación para vivir en libertad, en paz y con seguridad, para que en estas condiciones podamos conseguir nuestros propósitos individuales y sociales aprovechando cabalmente las oportunidades que ofrece la vida en sociedad. Concedimos al Estado el monopolio de la fuerza para que proteja nuestras vidas, propiedades y derechos, el fruto de nuestro trabajo y la soberanía de la nación, preservando siempre el ejercicio de nuestras libertades. Ésta es la primera responsabilidad específica de los Poderes Públicos de un Estado y constituye el criterio más elemental para juzgar su desempeño.

"La protección de la vida, la seguridad e integridad física de las personas y de sus bienes y derechos se consiguen mediante la eficaz prevención del delito y la persecución y castigo de los delincuentes; la idoneidad de las normas y la autonomía del Poder Judicial. Para ello, es indispensable que las fuerzas de seguridad, el Ministerio Público y el mismo Poder Judicial estén debidamente organizados, capacitados y sujetos a rendición de cuentas, y que se conduzca con ética y transparencia...".

La inseguridad sólo nos lleva al indeseable lugar donde nadie quiere vivir, donde los sueños se alejan y reina el miedo. Un lugar en el que inevitablemente la vida se extingue.

Puerto Vallarta ha presumido siempre de ser un lugar seguro, un paraíso donde uno podía caminar por donde fuera y a cualquier...

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