EN EL DEBATE / Por una nueva legislación

Leonardo de Anda González

El diseño de la función pública ha fracasado en su lucha contra el narcotráfico. El paradigma hacia una despenalización de las sustancias adictivas es, por sentido común, una cuestión técnica y de gobernabilidad que muchos países están adoptando como solución.

Con el supuesto de que las medidas prohibicionistas y punitivas eliminarían el trasiego de las drogas, el sistema político se enfrasca en una lucha bestial que se traduce en asesinatos, en la vergüenza entre hermanos y por nuestros espectros de cada día: no hay amor. Lo lucrativo del negocio asume estos riesgos, pues a río revuelto...

El drogadicto mantiene una problemática económica y familiar: es desarraigado, reprimido y hasta perseguido por las mismas instancias que lo deberían de atender.

El modelo derrotado persigue y criminaliza al joven, cuando lo importante es su atención médica, así como reintegrarlo a su barrio y a su familia por medio de una capacitación técnica, de artes y civismo. Como solución de fondo -que requiere políticas públicas inteligentes-, es fundamental transformar el entorno social agresivo e inhumano en la que este individuo nace y se desarrolla.

Nuestros distinguidos y egregios funcionarios han sumergido su cabeza en la tierra, dejando incólume el problema. Un fracaso, un daño económico debido a la piratería, la delincuencia, cursilería y balas.

En Jalisco hace poco se intentó promover una despenalización del cannabis, específicamente para uso médico. Las encuestas de opinión confirmaban que la mayoría de los ciudadanos estamos de acuerdo, pero el Congreso local fue omiso e irresponsable, dejando ir una legislación moderna que le hubiera dado un poco de prestigio.

La despenalización de esta droga no implica su consumo arbitrario; necesariamente exige una nueva normativa que defina el cómo y el cuándo de su empleo, de quitarle al narcotraficante tan lucrativo negocio y definir la siembra y distribución ordenada. Dejar atrás a las cucarachas.

Un segundo aspecto tiene que ver con la creación de nuevas políticas públicas destinadas a la prevención y educación del consumidor, no sólo a la mota, sino de drogas duras como la cocaína, heroína o las anfetaminas. El programa adecuado en este caso es generar un padrón de adictos que necesariamente se proveen de su dosis, destinándolos posteriormente a su atención médica, psicológica e inclusión social.

Ante la criminalización de los jóvenes, ejecutada en varios ámbitos que van desde la...

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