EN EL DEBATE / Escenarios políticos en 2015

Héctor Moreno Valencia

Por las condiciones de inseguridad, fragilidad económica e incredulidad social en el País, este año representa para el priismo una segunda oportunidad para legitimar, en el ejercicio, su retorno al poder.

Dos años han sido suficientes para dejar en la ciudadanía la percepción de un ADN priista invariable: cerrazón, exclusión, represión a los opositores, impunidad y negocios para los amigos y opacidad. Por eso las bajas calificaciones, en promedio, a sus gobernantes, empezando por el Presidente de la República.

Por ello, este año, el primer desafío es respetar la voluntad popular en las elecciones federales intermedias y en las nueve entidades en donde habrán de renovarse las Gubernaturas.

La asistencia a las urnas es el mejor y más sano parámetro para medir y encauzar la irritación popular por los malos resultados, sobre todo del Gobierno federal. Pero junto con ellos, también para pulsar el ánimo hacia los principales partidos de Oposición -sobre todo PAN y PRD-, que se han sumergido en sus propios pantanos de corrupción y falta de liderazgos creíbles.

Desde muchos lados se advierte que las condiciones de polarización de los últimos meses beneficiarán un reposicionamiento de Andrés Manuel López Obrador, ahora bajo las siglas del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Pero ninguno de los otros partidos ha sido capaz de generar mayor credibilidad a nivel popular.

El segundo desafío es superar la percepción de incapacidad del Gobierno frente a la creciente violencia en el País.

Resolver en forma creíble lo sucedido con los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa es prioritario para el resto del sexenio, pues en ello les va su sello de trascendencia en el ámbito nacional e internacional.

Si la violencia fuera de control derrumbó al panismo del poder -por el hartazgo ciudadano-, el ingrediente de participación de fuerzas federales en la represión armada a los normalistas, revelada recientemente, puede significar el destierro definitivo del PRI del poder.

El tercer desafío es reactivar realmente la economía y devolver a la gente la certeza de una mejoría. El año arranca con malas señales: la baja en los precios del crudo, una devaluación del peso frente al dólar y un crecimiento de la inflación.

La desesperanza económica y el crecimiento de la impunidad son la mezcla indeseable para amenazar cualquier estabilidad política y la permanencia de cualquier Gobierno.

Un cuarto desafío es la transparencia y la rendición de...

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