En el Debate / Más acción, menos reacción

AutorGabriela De la Paz y Agustín Maciel Padilla

Gabriela De la Paz

El reacomodo de las fuerzas políticas en Estados Unidos plantea un reto para el Gobierno de Felipe Calderón porque el Presidente George W. Bush quedó debilitado una vez que su partido perdió la mayoría en el Congreso y sus políticas más importantes no pasaron la prueba de los comicios.

Con esto en mente, y tras la experiencia fallida del presente sexenio en lograr un acuerdo migratorio con Washington, es fundamental aprender de los errores. El más grave fue ignorar las características particulares del sistema político estadounidense: el Congreso es más importante que el Presidente. Por lo tanto, Calderón tendrá que diseñar una estrategia para negociar con cada uno de los 435 representantes y con los 100 senadores y sus respectivas comunidades, antes que con el Ejecutivo. Además, en política exterior el Congreso y el Ejecutivo suelen jugar el rol del policía bueno y el policía malo para competir por el poder entre sí o deslindarse de alguna iniciativa.

En la Cámara de Representantes es donde se reflejan los intereses de la gente porque éstos son vistos como el vínculo más sólido y cercano con el ciudadano común.

Al estar obligados a buscar su reelección cada dos años, la rendición de cuentas ante el electorado es una espada de Damocles que controla sus movimientos dentro de la Legislatura.

En este sentido, hay que aclarar que en la Unión Americana no existe la misma disciplina partidista que en México, por lo tanto, los presidentes de los partidos, fuera del Congreso, tienen menos jerarquía que los líderes dentro de él. Su función está más abocada a conseguir financiamiento y votos para los candidatos, no a disciplinarlos para alguna votación.

Según lo que trascendió a la prensa de la gira de Calderón por Washington, ya estableció contacto con Nancy Pelosi, la próxima líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, y con Howard Dean, presidente de ese partido. Faltaría agregar al líder de la mayoría demócrata en el Senado y a sus contrapartes republicanas. Con ellos es con quienes deben trabajarse los temas de la relación bilateral, y no centrarse en un único proyecto grande y ambicioso.

Dada la alternancia de este sistema, hay que cultivar buenas relaciones con los dos partidos y no casarse con el que tiene la sartén por el mango ahora.

Como se pudo apreciar, el apoyo a una reforma migratoria no es cuestión exclusiva de ningún partido, sino que trasciende estas barreras porque el principal punto es que un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR