David Shields / Tabasco: ¿un plan hidráulico?

AutorDavid Shields

El manejo de la hidroeléctrica Peñitas contribuyó enormemente a la desgracia, acusa el Gobernador de Tabasco, Andrés Granier, quien obtuvo el compromiso del Presidente Felipe Calderón de aplicar un plan hidráulico integral y reconstruir Tabasco "cueste lo que cueste".

Déja vu. En 1999, la última vez que se inundó Villahermosa, también se recriminó a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el manejo de Peñitas y el Gobernador Roberto Madrazo recibió del Presidente Ernesto Zedillo la promesa de invertir 500 millones de pesos (sí pesos, y no dólares) en un plan hidráulico integral. Finalmente, ese plan se redujo a unos cuantos bordos de cemento en el malecón. Si el dinero nunca llegó o si se malversó, ése es otro tema.

La inundación de 1999 fue terrible, pero ésta es peor. Y seguramente la infraestructura hidráulica de la región está en peores condiciones hoy que hace ocho años. Las cuencas hidrológicas padecen un alto grado de contaminación y de deterioro ambiental, por aguas negras, basura, desechos industriales, agroquímicos, etcétera. El sistema hidroeléctrico tiene ocho años más de uso, sufre problemas de azolvamiento y deficiencias estructurales.

La CFE tenía que desfogar Peñitas, arrojando sobre Villahermosa -como lo reconoció Alfredo Elías, director general de CFE- 40 veces más agua que la que recibe diariamente la Ciudad de México. Si no, la presa habría reventado y habría sido mucho peor aún. El ejemplo sólo subraya la urgencia de llevar a cabo un plan hidráulico en Tabasco, donde desembocan los dos ríos más torrenciales de México, el Usumacinta y el Grijalva.

Un plan hidráulico integral implica necesariamente la revisión y la actualización del sistema hidroeléctrico existente, considerando criterios de optimización de recursos, instalaciones y equipos, el desazolve de las presas, pero también presas nuevas para transferir volúmenes de agua fuera de la cuenca Mezcalapa-Grijalva y para controlar los caudales del Usumacinta, amén de dragar los ríos y reconstruir muchos kilómetros de bordos y dragar los ríos. Los bordos de contención en Villahermosa sirven de poco, si no existen planes de nuevas obras hidráulicas de gran magnitud en el Grijalva y en el Usumacinta.

Probablemente habría que reconocer que las presas Chicoasén, Malpaso y Peñitas adolecieron de errores de concepto en su planeación y construcción, hoy agravados por diversos grados de deterioro atribuibles a su uso en las últimas tres décadas. Habría que evaluar a fondo su...

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