Danzan sin artificios
| Autor | Noé Sotelo |
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MONTECARLO.- Cuando visitó México hace siete años, el director y coreógrafo de Les Ballets de Monte-Carlo, Jean-Christophe Maillot (Tours, 1960), quedó fascinado por los bailarines de danzón de la Alameda Central.
A unas semanas de llegar a México, Maillot dice que se sentiría satisfecho si lograra hacer que el público viera sus coreografías de la misma manera que él observó a aquellos danzoneros, con una mirada respetuosa, que buscó el deleite en el baile sin tomar tanto en cuenta los aspectos técnicos.
"La Princesa (Carolina de Mónaco, presidenta de la compañía) y yo tenemos una frase que nos gusta mucho: 'Dar placer sin seducir'. Eso es lo que buscamos, una seducción natural, sin artificios, donde uno no puede engañar, ni engañarse. El público lo siente, sabe si la propuesta es sincera o arrogante".
La compañía llega a México para presentar tres coreografías en el Auditorio Nacional, interpretadas por 50 bailarines de 21 nacionalidades: La Cenicienta, el 19 de enero, y un día después Altro Canto y Artifact Suite.
Maillot es el autor de las dos primeras, mientras que la tercera es de William Forsythe, quien considera que dio a los coreógrafos clásicos el derecho a "seguir existiendo".
"Lo magnífico de la presentación en México es que en dos días, y de una forma muy sintética, se verá todo el trabajo que hemos realizado en 20 años. Desde un espectáculo lúdico para el gran público, como La Cenicienta, hasta el programa Artifact Suite, que es una revolución en la danza".
Desde que Maillot tomó las riendas de Les Ballets de Monte-Carlo en septiembre de 1993, inició una revisión del repertorio de la compañía, que incluía tanto piezas clásicas como contemporáneas.
Enfrentó entonces el mismo dilema que su antecesor Pierre Laconte: ¿Cómo lograr la evolución de la compañía sin perder una tradición cuyos orígenes se remontan a principios del siglo 20?
La situación resultó aún más compleja porque la agrupación no posee una escuela de bailarines. Sobre este punto, Maillot avanza que fundará una cuando sepa qué enseñar, pues considera que la academia vive un rezago, como lo demuestra el hecho de que el 80 por ciento de los pasos que se aprenden en las escuelas no se utilizan en las coreografías.
"Lo más fácil hubiera sido limpiar la mesa y empezar desde cero", asegura. "Otra cosa es aprovechar lo que existe y llevarlo a una evolución, dando al bailarín la posibilidad de alcanzar una modernidad dentro de la contemporaneidad".
Maillot se dedicó...
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