Dani Rodrik / ¿Son los servicios las nuevas manufacturas?

AutorDani Rodrik

El debate mundial sobre el crecimiento en el mundo en desarrollo ha experimentado un profundo cambio recientemente. El revuelo y el entusiasmo de los últimos años sobre la perspectiva de una rápida nivelación con las economías avanzadas se ha evaporado. Pocos son los analistas serios que siguen creyendo que la espectacular convergencia económica experimentada por los países asiáticos y menos espectacularmente por la mayoría de los países latinoamericanos y africanos vaya a mantenerse en los próximos decenios. No es probable que persistan los bajos tipos de interés, los altos precios de los productos básicos, la rápida mundialización y la estabilidad posterior a la Guerra Fría que han sostenido ese extraordinario periodo.

Otra comprensión ha calado: los países en desarrollo necesitan un nuevo modelo de crecimiento. El problema no es simplemente que necesiten liberarse de su dependencia de unas corrientes de capitales inestables y de los auges de los productos básicos. Más importante es que la industrialización orientada a la exportación, que ha sido la senda a la riqueza más segura de la historia, puede haberse agotado.

Desde la Revolución Industrial, la manufactura ha sido siempre la clave para un crecimiento económico rápido. Tras la segunda guerra mundial, hubo dos olas de convergencia económica rápida: una en la periferia europea durante los decenios de 1950 y 1960 y otra en Asia oriental a partir del decenio de 1960.

En los dos casos, la base fue la manufactura industrial. China, que ha surgido como el arquetipo de esa estrategia de crecimiento desde el decenio de 1970, recorrió un camino ya trillado.

Pero hoy la manufactura no es lo que era. Ha adquirido una densidad de capital y de conocimientos técnicos mucho mayor y tiene muchas menos posibilidades de absorber grandes cantidades de mano de obra procedente del campo.

Aunque las cadenas de suministro mundiales han facilitado la entrada en el sector manufacturero, también han reducido los beneficios desde el punto de vista del valor añadido que van a parar al país. Es probable que muchas industrias tradicionales, como la textil y la siderúrgica, afronten unos mercados mundiales más reducidos y un exceso de capacidad, impulsados por cambios de la demanda y preocupaciones medioambientales. Y un inconveniente del éxito de China es el de que a muchos otros países les está resultando mucho más difícil establecer más de un nicho en el sector manufacturero. En consecuencia, los países en...

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