Dan vida al clavecín

AutorJulieta Riveroll

El clavecín data del siglo 15, pero tuvo a su primera intérprete profesional en México hasta 1964 con Luisa Durón.

"No me propuse ser pionera. Regresé de Europa todavía muy joven y me puse a tocar. Daba clases sin cobrar y luego me contrataron en las escuelas. No me pesa, al contrario, me siento muy contenta de ver el fruto de una entrega con amor y pasión a la música", cuenta la clavecinista, nacida en 1939 y abuela de 13 nietos.

Nacida en una familia de pianistas, la discípula del francés Robert Veyron Lacroix y el holandés Gustav Leonhardt ha formado a tres decenas de clavecinistas mexicanos profesionales.

En su departamento, ubicado detrás de la Alberca Olímpica, conserva el clavecín que se trajo de Europa construido por uno de los mejores lauderos, el alemán Martin Skowroneck.

Cuida que no le dé el aire ni el sol, por eso lo protege con un biombo y jamás abre la ventana. Necesita ser afinado todos los días.

"Lo tocaba diario, pero últimamente tengo mucho problema con la artritis. Ya no doy conciertos. Todo tiene su momento", admite con pesar.

Llegó a tocar el clavecín en un mambo con Pérez Prado, allá en los años 70, y recuerda que la música de fondo que interpretaba Largo, el mayordomo de los Locos Addams, también salía de este instrumento.

Después de 45 años dando clases en la Escuela Nacional de Música de la UNAM, Durón prepara su jubilación.

El clavecín es un instrumento ideal para el repertorio barroco con compositores como Girolamo Frescobaldi, Domenico Scarlatti, Francois Couperin, Jean-Henri d'Anglebert, Johann Jakob Froberger y Johann Sebastian Bach.

Su sonido se parece más al laúd o al arpa y eso fue lo que cautivó a Miguel Ángel Cicero (1973). Era un estudiante de piano cuando empezó a tomar las primeras clases de clavecín a "escondidas".

Es uno de los discípulos de Durón y, por ella, pudo asistir a un concierto de Leonhardt cuando organizó el primer y único Festival Universitario de Clavecín, en 1996.

En mayo de 1999, Cicero decidió irse a Holanda con 500 dólares en el bolsillo. Allá hizo de todo con la música para ganarse la vida, ayudado también con una beca del FONCA. Estudió con Jacques Ogg, su gran maestro del clavecín.

Desde 2007 empezó a ahorrar para comprar su propio instrumento, pero fue hasta 2009 cuando mandó su primer pago a Titus Crijnen, un laudero holandés que trabaja en España.

El instrumento llegó vía aérea en agosto de 2011.

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