Dan la batalla en el Óscar

AutorRafael Aviña

La recuperación artística del pasado. La sensible vitalidad del cine en su estado más puro y primigenio. El abuso y el racismo contra negros o mexicanos. La infancia violentada por la guerra, el caos o las crisis familiares, así como el placer y el negocio del deporte, son algunos de los principales temas que impactaron en este 2012 a la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood. Por si fuera poco, una vez más, brillan dos notables mexicanos en producciones estadounidenses y uno de ellos tiene grandes posibilidades de levantarse finalmente con el Óscar, en esta su quinta nominación en el rubro de Mejor Fotografía.

En efecto, Emmanuel Lubezki, talentoso y rebelde alumno del CUEC, fotógrafo de filmes nacionales como Sólo con tu pareja, Cómo agua para chocolate, Miroslava, Bandidos o Y tu mamá también, ganador en tres ocasiones del Ariel, galardonado por la Asociación de Cinefotógrafos de Hollywood por Niños del hombre y colaborador de Michael Mann, Tim Burton, los hermanos Coen, Mike Nichols, Alfonso Cuarón o Terrence Malick, ha alcanzado un portentoso dominio de la imagen, proponiendo sensibles y bellas alternativas visuales con elementos muy sencillos y al mismo tiempo rotundos.

De hecho, si algo destaca en un filme como El árbol de la vida, de Malick, es el espléndido trabajo de fotografía por el que Lubezki debiera superar a sus contendientes: todos ellos espléndidos en obras de enorme impacto visual: Caballo de guerra, La invención de Hugo Cabret, El artista y La chica del dragón tatuado. Por su parte, Demian Bichir consigue con su participación estelar en Una vida mejor, de Chris Weitz, la primera nominación a Mejor Actor para un mexicano -Salma Hayek obtuvo la nominación a Mejor Actriz en 2003 por Frida.

Bichir la tiene difícil ante George Clooney en la espléndida tragicomedia Los descendientes, de ese sensible e inteligente realizador Alexander Payne, y, sobre todo, ante la dinámica y compleja interpretación del francés Jean Dujardin en esa extraordinaria recreación del Hollywood silente y presonoro que es El artista, de Michael Hazanavicius, filme que debiera obtener los principales premios de la Academia. La emotiva actuación de Demian Bichir es por supuesto superior al eficaz trabajo de Brad Pitt en El juego de la fortuna y, sobre todo, a la de ese gran actor que es Gary Oldman en la farragosa El espía que sabía demasiado. Sin embargo, es un hecho que no es su mejor interpretación y que la película es una colección...

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