Da luz con música

AutorRodrigo Yépez

La vida del Huracán Ramírez está ligada a las cuerdas: las de su guitarra y las del cuadrilátero pues, además de llevar la máscara de una de las mayores figuras en la historia de la lucha libre, es maestro de canto en la Escuela Nacional para Ciegos.

A través de sus clases, muchos alumnos han superado la discriminación y han encontrado herramientas para subsistir.

Unos viven de cantar en los vagones del Metro, camiones, peseras, restaurantes o en las calles del Centro Histórico, pero el gladiador espera el día en que puedan conseguir trabajos más dignos.

"Son genios con el oído y para aprender digitación. Son las personas que a falta de una capacidad, tienen otras. Ellos tienen las mejores capacidades manuales del mundo, geniales habilidades auditivas y vocales", aseguró.

Licenciado en Derecho por darle gusto a su madre, gladiador y músico por vocación. Aunque nunca recibió la instrucción para ser docente, desde 1996 pone al servicio de los invidentes el aprendizaje obtenido en su juventud en la Escuela Nacional de Música, en las parrandas y las serenatas de su natal Colonia Gómez Farías.

"Hace varios años orientaba a un grupo de canto que ganó un concurso en Tabasco, mientras que los de la Nacional para Ciegos ni siquiera pasaron a las finales. Por eso se acercó conmigo el director, Salvador Valdés, quien me propuso dar clases aquí", recordó.

A la par de sus presentaciones sobre el ring con el nombre de la Cripta, comenzó a impartir la materia de canto y vocalización, pero los alumnos superaron al maestro.

Sobre el ring, su carrera anduvo desafinada por mucho tiempo, hasta que en 1999 encontró la oportunidad de su vida al ser invitado a representar al Huracán Ramírez...

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