Le da el deporte un escape

Ganar el Premio Nacional del Deporte en el 2002, es tan sólo una satisfacción de las miles que tiene Salvador Hernández, atleta paralímpico, especialista en pruebas de velocidad.

Y para sumar victorias y medallas, Hernández ha tenido que sacrificar muchas cosas, hijos, amigos y tiempo, ese tiempo que durante 20 años ha consumido en entrenamientos.

Su vida se basa en la fuerza mental, en los deseos por salir adelante a pesar de los obstáculos que le impuso la enfermedad como las secuelas de polio.

"Mi infancia fue normal, mi adolescencia fue la etapa más dura para mí, porque es cuando ya pensaba qué iba a hacer en la vida, a qué me dedicaría, qué estudiar, podré tener una familia, un hogar, eso era lo que me cuestionaba.

"Después encontré en el deporte ese escape, muchas respuestas a mis dudas, y sobre todo, la madurez, gracias al deporte encontré una esposa, mi familia, amigos, todo lo que tengo ahora. Gracias al deporte acepte la realidad, tengo una discapacidad pero eso no quiere decir que no pueda hacer nada, siempre y cuando uno lo quiera hacer", explicó.

Al ser el séptimo de 10 hijos, tenía mucho apoyo de sus hermanos ya que ellos le daban dinero, pero él sabía que no podía depender todo el tiempo de su familia, que tenía que formarse un carácter y se propuso trabajar, estudiar y hacer deporte, todo al mismo tiempo.

Recordó que no fue un niño sobreprotegido, su papá se preocupaba por darle las armas para enfrentar a la vida.

"Mi padre ya había pensado en dejarme un negocio, pero yo no lo quise, me imaginé que me aburriría y decidí salir adelante yo solo. Mi papá me decía que si ya sabía subir un camión tenía que salir a la calle sin compañía, ya que mis hermanos tenían cosas que hacer y eso me ayudó para valerme por mi mismo", comentó.

Su ímpetu lo llevó a estudiar una carrera corta, técnico programador en computadoras, trabajó como despachador en una ruta de combis colectivas, en su natal Morelia, Michoacán.

Al morir su papá tuvo que abandonar la idea de estudiar una profesión, pero con la ayuda de choferes y amigos pudo dedicarse al deporte y acabar su carrera corta.

Gracias a su empeño y logros como deportista, obtuvo una concesión en la ruta de transporte colectivo, y hoy en día es la fuente de sus ingresos para mantener a su familia.

Todo por su hijo

El ser un deportista de alto rendimiento, le da orgullo, pero también le da preocupación, porque no puede compartir con su hijo de 12 años, cosas tan simples como asistir al cine.

"Ha...

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