Da Culiacanazo impulso a 'Ratón'

AutorAbel Barajas

MÉXICO.- La historia de Ovidio Guzmán López, alias "El Ratón", es la de un niño que vivió su infancia en Jardines del Pedregal, una de las colonias más exclusivas de la Ciudad de México, y terminó convertido en uno de los líderes más violentos del tráfico de drogas.

Cuando estudiaba la primaria, a fines de los años 90, todos los días un taxista lo dejaba en la puerta del Centro de Educación y Cultura Ajusco (CEYCA), un colegio fundado por los Legionarios de Cristo en la Delegación Tlalpan.

En ese entonces, Griselda López Pérez y sus hijos Ovidio, Joaquín, Griselda Guadalupe y Édgar vivían en una residencia ubicada a unos pasos del centro comercial Perisur. El capo Joaquín "El Chapo" Guzmán, padre de los menores, estaba preso en el penal de Occidente, en Jalisco.

"El Chapo" bautizó a Ovidio con el nombre de uno de sus hermanos, quien falleció en un accidente automovilístico en el estado de Jalisco, en 1991.

"La casa de la señora Griselda se ubica en Serranía 226, Colonia Jardines del Pedregal, a un costado de Perisur, mis actividades diarias eran llevar a Joaquín, de 15 años, a la escuela del Tec de Monterrey, que se ubica sobre Periférico, antes de la Glorieta de Vaqueritos, como a las 6:00 de la mañana; regresando por los otros dos niños, la niña de 7 años de nombre Griselda Guadalupe Guzmán López y el niño de 11 años de nombre Ovidio", declaró en 2001 ante la PGR Alfredo Trueba Franco, el taxista que llevaba a los niños a la escuela.

"Acudía al súper, para lo que me daba (la señora) una lista de alimentos, hasta que regresaba por los niños que salían de la escuela y en las tardes llevaba a la señora al salón de belleza. En una ocasión, en Semana Santa (de 2001), trasladé a los niños a Mazatlán, ya que un amigo de ellos, Ricardo Bonilla, tenía una palapa en una playa de allí y los invitó a pasear".

El taxista no era cualquier empleado.

En los años 80, Trueba ingresó como agente a la Policía Judicial Federal de la PGR y estuvo comisionado en un retén de San Roberto, Nuevo León; luego, en 1990, lo trasladaron a Culiacán, donde se relacionó con "El Chapo".

El día que lo conoció, el narcotraficante le hizo a Trueba una oferta que le resultó irresistible: puso en sus manos un millón de viejos pesos en efectivo para que no molestaran a su esposa e hijos con las revisiones de rutina en el aeropuerto local. Trueba fue enviado en 1991 a la sede de la PJF en Acapulco y en 1992 a Tepic, donde volvió a reencontrarse con Guzmán Loera.

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