Felipe Díaz Garza / ¿Quién hizo el ridículo?

AutorFelipe Díaz Garza

El presidente Felipe Calderón cometió una muy desafortunada ligereza (me resisto, por respeto al cargo, a calificarla más severamente), nada menos que en una rueda de prensa conjunta con George Bush en Estados Unidos, donde atendió una reunión trilateral. Calderón declaró allá que, aquí, el PRD había hecho el ridículo al secuestrar las tribunas de las dos Cámaras legislativas, como parte de una acción política en contra de la iniciativa presidencial en materia petrolera.

La toma de salones y tribunas de las Cámaras si bien es una actitud abiertamente beligerante, lo cual no es común en este país en el que abundan los políticos cobardes, es una estrategia política perfectamente coordinada, lucida y exitosa. El éxito es revelado justamente por el desprecio presidencial: "si te cae tan mal, quiere decir que acertaron". Con su asonada virtual, los perredistas establecieron su posición y dejaron claro lo que están dispuestos a hacer para evitar lo que consideran un despojo a la nación.

No necesariamente estamos todos de acuerdo con los amotinados del Congreso, a mí en lo personal me parece que hay otras estrategias que debieron haber intentado antes y hay quienes piensan que están completamente equivocados en su preocupación por mantener impoluta la soberanía nacional en el subsuelo petrolero. Pero hay una enorme distancia de eso a decretar (una hablada presidencial en México o, para el caso, en Estados Unidos, es un decreto) que los pensamientos nacionalistas son ridículos y que los perredistas que los formularon para tomar el Congreso hicieron el ridículo.

Si el Presidente dice la verdad, que no la dijo, entonces muchos ilustres mexicanos heroicos, entre ellos no pocos panistas del partido presidencial, hicieron el ridículo antes que los perredistas. No me refiero, como tímidamente lo hizo Graco Ramírez, al propio Calderón cuando asaltó el Congreso hace 17 meses para arrebatarles el cetro del poder a los perredistas, precisamente, que cuestionaban la legitimidad del triunfo panista en la carrera presidencial del 2006. Le hablo de verdaderos héroes, como Gómez Morín, Luis H. Álvarez, el doctor Nava, Castillo Peraza, el inolvidable Maquío Clouthier y Belisario Domínguez.

Nadie podría decirles ridículos al Maquío y a su gabinete alterno (tan literario y tan en su derecho como el "presidente legítimo") sin faltarles al respeto a la historia de México y a la lucha constante de los mexicanos por la democracia, en la que panistas y perredistas han...

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