Cura en ambiente musical

Con la inspiración del "Hombre de Nazareth" y los recuerdos entremezclados de sus viajes a Tierra Santa y a la costa brasileña, sujeta la lira y recargado en su escritorio empieza a entonar las estrofas en portugués, que aprendió en la adolescencia.

A la canción brasileira que habla de Cristo, le antecedieron unas líneas de Facundo Cabral, mientras su pequeño hijo con corte de cabello "a navaja cero" lo observa detenidamente, apoyándose en la mesa de trabajo, ahí donde la pulcritud es básica ante tanto pelambre de los visitantes a la guarida musical y clínica de Eduardo Brizio Carter.

La guitarra queda a un lado y la realidad de la campana de la entrada, la que da a División del Norte, lo regresa a su profesión, con Black Star como el primer visitante del día, listo para examinarse y vacunarse con el veterinario que en los fines de semana suele cambiar el microscopio y la jeringa por la cédula arbitral.

"Siempre me han gustado las materias así de Biología y de Medicina, pero no tuve las agallas para hacerlo con un humano, para abrirlo y hacerle una autopsia, y por otro lado en casa yo tenía mucho cariño por los animales y decidí que veterinario era una carrera bonita.

"Los sábados tenemos casa llena, hay mucho trabajo, son muchos años ya de estar al pie del cañón, 16 años cumplimos el 15 de marzo. Me recibí y me fui a estudiar inglés a Estados Unidos, estuve en Cleveland, regresé y pusimos un dispensario veterinario en Santa Ursula, mi papá me ayudaba muchísimo, aprendí a operar y tuve el fogueo para después poner esta clínica", explicó Brizio Carter.

Nada de cuidado con el labrador negro, ni con el amarillo que lo acompañó, en su mente están más presentes los rayos x que deberán practicarle a un bulldog con una luxación en la pata trasera o el problema de hongos de un pequeño gato blanco y la infección en la oreja de un gigante de los pirineos, ello sí requiere más de sus conocimientos adquiridos en la UNAM.

"Tenemos muchos casos, dimos de alta a un perrito de una enfermedad llamada erliquia canis, fue un gran diagnóstico, porque salió que el dueño vivía en Aruba y empezamos a buscar enfermedades tropicales y ¡le pegamos! tuvimos que hacerle una transfusión sanguínea porque tenía una anemia, encontramos un voluntario 'el que ladre va a donar sangre', estamos de lleno en la profesión".

La mesa de examen se desinfecta después de cada visitante, acento que ponen sus "estorbantes" como llama Brizio a un par de jóvenes que le asisten en...

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