'Ya cumplimos, que nos atienda'

AutorJorge Ricardo

OAXACA.- "Mira, no lo escuchamos hasta acá, mi hermano, no se escuchó nada; entonces, ¿cómo te voy a decir? No se escuchaba hasta acá", dijo Carmen Santiago Alonso, una cachucha verde militar, un huipil, un cubrebocas gris, la artesana indígena de 68 años que el 1 de diciembre de 2018, al inicio de su presidencia, le entregó el bastón de mando a Andrés Manuel López Obrador en el Zócalo de la Ciudad de México y le pidió una audiencia.

Se la volvió a pedir en persona el 12 de diciembre pasado en el vestíbulo de un hotel de Oaxaca, cuando le regaló un cántaro de barro para él y una blusa bordada para su esposa.

"Que por favor reciba a la Copuda, nosotros somos la Coordinadora de Pueblos Unidos por el Cuidado y la Defensa del Agua, para que vea lo del decreto", le dijo.

"Vamos a revisarlo, eso va a revisarlo Julio Scherer", les prometió el Presidente y se fueron confiados. Pero ahí estaban ayer otra vez, afuera del Ex convento de Cuilapam de Guerrero, un edificio de piedra del siglo 16, donde Vicente Guerrero fue asesinado.

El Presidente iba a celebrar el 190 aniversario luctuoso del independentista y a dar inicio a los festejos de los 200 años de la Independencia de México, el Ex convento estaba cerrado, impedido el paso con vallas, pero Carmen Santiago y los demás indígenas de la Copuda traían sus propias cuentas, anotadas en una lona: "15 años sembrando y defendiendo el agua. 2 años solicitando audiencia con AMLO. Aún confiamos en usted señor Presidente, no nos defraude".

El grupo logró avanzar a una calle del Ex convento y se quedó detrás de las vallas. "Es que el Presidente no sabe de nosotros, no lo sabe, porque si sabe de nosotros, luego luego da la orden que se publique el decreto, pero no sabe. Se le han mandado oficios pero ahí el INPI, la Semarnat, la Consejería Jurídica no le dan la importancia, no le dan el trámite correspondiente", decía Daniel Aragón López, tesorero de la Copuda, antes de que llegara el Presidente.

La causa de la Copuda tiene más años. En 1985, por iniciativa gubernamental, se desecaron las ciénegas de los Valles Centrales de Oaxaca para tener más tierras de cultivo. Sin embargo, para 2005 empeoró la sequía. Ese mismo año el Gobierno federal hizo efectivo un decreto de veda de agua subterránea de 1967, que impide a los campesinos el libre aprovechamiento de los pozos.

"Pero los ricos y los terratenientes sí lo aprovechan", se queja Andrés Odilón Sánchez, el presidente de la Copuda.

Entre 2009 y 2012 consiguieron...

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