Cumple 20 años de apoyar a etnias

AutorDaniel Santiago

Llegada de tierras wixárikas, Florinda Oliva Salvador suele acudir a sus clases en la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la UANL con los vestidos que se usa en comunidad, San Miguel Huaixtita, en Jalisco.

Falda larga blanca y blusa con figuras geométricas moradas, diseños alusivo a las águilas mitológicas y pendientes de chaquira integran el traje de gala, explica esta joven de 20 años, quien acaba de terminar su segundo semestre de Administración de Sistemas Computacionales.

En un principio la gente la miraba con extrañeza. En esta escuela en donde aún la mayoría de los estudiantes son hombres, Florinda Oliva no sólo se reconoce como una joven indígena, sino que lo expresa con orgullo.

Posee una exaltación por la identidad que, junto con las buenas calificaciones, es requisito clave para recibir una beca del 100 por ciento de Misión del Nayar, ABP, asociación que desde 1985 beca al 100 por ciento los estudios de chicos indígenas, y que en el 2020 cumplirá dos décadas de abrir sus primeros albergues en Monterrey para alojarlos.

"En mi salón somos como cinco mujeres y todos los demás, hombres. A veces en los trabajos en equipo son muchos hombres, pero no hay discriminación", cuenta esta chica, una de las jóvenes beneficiadas.

A diferencia de los primeros años, en Misión del Nayar hoy las mujeres apoyadas son mayoría. Se requieren dos casas para hospedarlas. Los hombres son 10 aproximadamente y ocupan una tercera sede.

También hay una mayor diversidad de etnias. A los jóvenes coras, wixárikas, tepehuanes y mexicaneros de Jalisco y Nayarit, se han sumado rarámuris, tzotziles, y nahuas que proceden de Chihuahua, Chiapas y San Luis Potosí.

Otra giro ha sido el de los campos educativos elegidos por las mujeres, quienes antes se iban más a la educación y hoy se animan por ingenierías, como Florinda Oliva.

CON AYUDA REGIA

Ubicada en la Sierra de Nayarit, Misión del Nayar fue fundada en 1969 por Fray Pascual Rosales Durón, nacido en Aguascalientes en 1929. Al vivir el grado de marginación de la región, decidió no sólo evangelizar, sino también apoyar la educación.

Como en otras partes del País, las opciones para los jóvenes se limitan a buscar trabajo, vivir en pareja o, recientemente, tomar el camino del crimen organizado y las adicciones. La universidad queda lejos en lo geográfico y aspiracional.

Con ayuda de familias regiomontanas, en el 2000 fundó la asociación. Fray Pascual falleció en 2013.

En estas casi décadas el programa ha...

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