Cultivan belleza de cuerpo y alma

AutorYanireth Israde

Hoy los vencedores son soberbios, no suelen practicar la humildad ni la templanza, a diferencia de los antiguos griegos, cuya cultura no separaba lo físico de lo moral: alguien hermoso era también, y sobre todo, humilde, sobrio de espíritu.

"Eso no lo vemos con los jugadores de futbol sudamericanos, europeos o de otra región, que no saben mirar hacia abajo, sólo les importa convertirse en 'estrellas"', comparó Ian Jenkins, curador del British Museum, al presentar la exposición Cuerpo y belleza en la Grecia Antigua, que se inauguró anoche en el Museo Nacional de Antropología (MNA), con un centenar de piezas procedentes del recinto británico expuestas por primera vez en el País.

Antisolemne, como un profesor enamorado de su tema que suelta bromas y cuenta anécdotas sabrosas entre sus alumnos, Jenkins mostró a las obras, en su mayoría esculturas, como creaciones vivas, capaces incluso de trastornar al que las mira. Ya ocurrió hace siglos con la efigie de Afrodita desnuda, apreciada obsesivamente por un hombre de Knidos, quien se encerró una noche en el templo de la diosa para hacerle el amor, relató ayer, traducido al español por Miriam Kaiser, directora de exposiciones del INAH.

"A la mañana siguiente se encontró una mancha en el cuerpo de la diosa. El hombre, cuando supo que todo mundo se enteró de su acción, se lanzó desde una roca y se suicidó".

El especialista, encargado de las colecciones de Grecia y Roma del Museo Británico, fue prolijo al hablar del "Atleta Westmacott", mármol del siglo uno que representa a un joven ganador de los Juegos de Olimpia, ciudad que se reproduce a escala en la exposición.

El personaje victorioso -uno de los tesoros del British Museum-, resume el interés de los griegos por la hermosura moral, pues conjuga la gracia con la templanza y la modestia, como se advierte en su mirada hacia abajo.

Esos atributos, recordó Jenkins, le fascinaron al filósofo Sócrates para averiguar quién era el apuesto varón.

"Al momento de mirarlo parecía una estatua, por su hermosura. Al entrevistarse con él, Sócrates encontró también humildad, moderación".

El curador se detuvo en varios tesoros del recinto británico, desde el Discóbolo -lanzador de disco griego- escultura estelar de la muestra, hasta la Esfinge, además de la representación de Sócrates y una estatuilla en bronce de Zeus comprada al anticuario...

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