Hay que cuidar al cuidador

AutorJorge Alberto García

Depositar la responsabilidad de atender a un enfermo crónico en una sola persona tiene el potencial de debilitar sus reservas físicas y mentales a tal grado que su salud puede terminar peor que la de la persona a la que cuida.

Por ello es esencial velar por la salud de estas personas: representan el último eslabón en la cadena solidaria de atención a un enfermo porque están con ellos día tras día, frecuentemente las 24 horas de la jornada.

El síndrome de sobrecarga del cuidador se presenta con frecuencia en individuos que desempeñan el rol de cuidador principal de una persona con una enfermedad grave o crónica, explica el geriatra Juan Antonio Solano.

"Por lo regular es un individuo que se encarga de cubrir día y noche todas sus necesidades básicas: alimentación, vestido, limpieza, toma de medicamentos y prevención de accidentes", comenta el especialista.

"Ellos sienten que no están haciendo bien las cosas porque no están bien informados, ven que no se reparten bien las cargas de trabajo entre familiares y se sienten solos y abandonados con la responsabilidad encima".

El rostro de los cuidadores es femenino: la literatura médica mundial describe que el 85 por ciento son mujeres, la mayoría de entre 35 y 55 años, tienen hijos pequeños y son de un nivel socioeconómico bajo.

Un factor que influye en ellos es la enfermedad del paciente al que asisten: males con un grado de dependencia alto, como los mentales, desgastan a la familia porque alteran fuertemente su comportamiento.

"También el Alzheimer, demencias, eventos vasculares cerebrales, embolia, discapacidad, los que quedan postrados por un accidente, insuficiencia cardiaca, artritis avanzada o una enfermedad terminal del riñón.

"Las enfermedades que producen insomnio o alteraciones del patrón sueño-vigilia, cuando, por ejemplo, duermen mucho de día y no duermen de noche, desgastan terriblemente a las personas que los cuidan", reconoce.

El impacto de afrontar de repente una situación de esta magnitud y sin una guía adecuada les origina situaciones difíciles porque están poco preparados para esta misión. Consume su tiempo y energía de forma continua.

"Aparte de sus labores en casa, también cuidan a la mamá, la tía o la abuelita. Además hay reportes de que hasta el 60 por ciento no recibe ayuda de ningún tipo y su salud se deteriora a raíz de esta situación", detalla Solano.

Por si fuera poco, en algunas familias hay problemas y aquellos miembros que no ayudan y sólo observan suelen hacer...

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