Cuídalos sin exagerar

AutorJorge Alberto García

Una de las creencias más extendidas de los padres en la época invernal es que el frío enferma a los hijos, cuando en realidad son los cambios bruscos de temperatura los que podrían afectarlos.

La pediatra Karina Mendoza menciona que antes de salir de casa los papás no deben abusar de los medios que utilizan para calentar el hogar o el coche, porque ponen en riesgo la salud de los pequeños.

"Algunos, por ejemplo, suben mucho la temperatura de la calefacción y al estar más caliente el ambiente, el aire se vuelve más seco; lo mejor es que esté entre los 23 y 25 grados", comenta la especialista.

Una temperatura alta provoca que los niveles de humedad desciendan y propicien sequedad de las mucosas nasales y de la garganta, las cuales actúan como barreras naturales contra enfermedades.

"Al estar lesionadas las mucosas, el niño va a estar más sensible para contraer virus o bacterias que pueden representarle una infección", dice Mendoza, quien tiene maestría en terapia familiar.

Por ello, recomienda mantener un buen nivel de humedad, de entre el 50 y 60 por ciento, con la ayuda de un humidificador, en especial si el calentador se va a mantener encendido durante la noche.

"Siempre hay que utilizar agua purificada en él porque esta agua en el ambiente la vamos a inhalar, así que los papás no deben usar líquido de la llave en el aparato", agrega la pediatra.

Igualmente, una humedad elevada es potencialmente perjudicial, sobre todo en niños con antecedentes de respuestas alérgicas a cambios climáticos. Un deshumidificador es necesario en estos casos.

Aunque un menor requiere una capa más de ropa que un adulto, otro error que cometen los padres es sobrearroparlos al salir de casa, lo que aumenta la sudoración y genera humedad y frialdad en el cuerpo.

Además, añade la especialista, existe el riesgo de que los más bebitos puedan tener dificultades para respirar.

"Lo mejor es que utilicen ropa térmica, que cubran su rostro y respiren por la boca al momento de la transición, para disminuir el impacto del choque térmico", explica Mendoza.

Bufandas, guantes y gorros son útiles a cualquier edad, siempre y cuando cumplan con medidas de seguridad, como no estar muy ajustadas en el cuello, en el caso de las bufandas.

"Estos accesorios deben usarse sólo en transiciones climáticas, o bien, cuando el niño va a estar un largo tiempo a la intemperie para evitar la resequedad de las fosas nasales por ráfagas de aire frío", dice la pediatra.

Al pasar de un ambiente...

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