Cuerpos anónimos del arte

AutorErika P. Bucio

Cuando su padre sufrió un accidente, Felisa Hernández tuvo que buscarse un trabajo. Por un amigo suyo se enteró de que en las academias de pintura podía ganar algo de dinero posando como modelo. Cuando entró al salón de clases y le pidieron que se desnudara, recuerda que casi sale huyendo.

"Ni mis hermanas ni mi mamá me veían desnuda. Cuando entré al salón y vi a 25 desconocidos frente a mí, casi me da el ataque. Pero me comí la pena y de esto he vivido ocho años", cuenta Felisa, de 33 años, con estudios de teatro, danza y literatura.

Posar para fotógrafos y pintores ha sido su oficio, y el desnudo su uniforme de trabajo. Al principio les dijo a sus padres que trabajaba en una biblioteca, pero el secreto se rompió cuando alguien llamó a su casa preguntando por "Felisa, la modelo".

"Hay muchos prejuicios sociales respecto al desnudo, pero en el ambiente de los pintores es normal. Siempre lo he asumido como un trabajo digno y loable", dice Teresa Navarro, una veterana del modelaje.

Para ser modelo no basta vencer el pudor y despojarse de la ropa. Hay que tener un adecuado manejo corporal para proponer secuencias de movimiento a partir de una pose inicial, o bien mantener la postura que indique el artista durante dos o tres horas, con breves descansos de 15 minutos cada hora.

"Hay quien piensa que es fácil quedarse quieto, pero el cuerpo humano no está hecho para la inmovilidad; se te duermen los músculos, tienes que crear mecanismos de relajación para no cansarte. Poseer una conciencia corporal, por ser bailarina, me ha ayudado", explica Ana Paula, de 24 años, a punto de graduarse como coreógrafa en danza contemporánea.

Las academias de teatro y danza son las canteras de donde proviene un buen número de profesionales del modelaje; ahí adquieren esa disciplina física que tanto valoran los artistas.

"Es una profesión de autodidactas, pero de la nada difícilmente surge un buen modelo. No conozco a un buen modelo que no tenga algo que ver con el arte", dice Felisa.

Disciplinado y creativo

Más que poseer un cuerpo perfecto, un buen modelo es disciplinado y creativo, capaz de adaptar su cuerpo a los requerimientos del artista, sin perder naturalidad ni repetirse.

"Busco la capacidad expresiva del cuerpo y, en el caso del desnudo, la fuerza del erotismo", explica el fotógrafo Rogelio Cuéllar.

Esa capacidad expresiva puede incluso encontrarse en un cuerpo de 75 años, como el de la recién fallecida Esperanza Alvarez, quien se mantuvo activa hasta el...

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