Cuentos de colchón / El enculamiento sí existe

El enculamiento sí existe, ¿les ha pasado? A mí sí, y eso que decía que nunca me iba a ocurrir.

Un día me encontraba en mi casa cuando me entró una llamada, al contestar se escuchaba un hombre con un acento muy marcado, era de Sinaloa, culichi para ser exactos.

Nos quedamos de ver en un famoso lugar de esparcimiento que está sobre Periférico y Mariano Otero, de seguro varios de ustedes lo han de conocer; por cierto, es uno de mis lugares favoritos.

Ya era tarde y la verdad tenía hueva de salir, pero pensé "vamos por ese dinero", así que me lancé.

Al llegar vi a un muchacho alto, de piel muy blanca y chapeteado, hagan de cuenta Piolín, el pajarito de las caricaturas. No me pareció nada del otro mundo.

Me invitó a pasar, empezamos a platicar un poco y luego me dispuse a ponerle. Al bajarme a saludar a su amiguito me decepcioné, debo confesarlo, esa verga era de color rosa, pero estaba tapada por completo, no tenía la circuncisión.

Me saqué de onda con eso, en estos tiempos es raro ver a alguien que no la tenga. Mi primera impresión fue bastante mala y él prefirió que no le hiciera sexo oral, así que pasamos a la acción y la verdad me encantó. Me puso un revolcón como de una hora completita, lo tenía encima de mí (ésa es mi posición favorita) dándome duro, ¡muy duro!

Yo movía mi pelvis en...

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