Cuentos de colchón / Carrera corta

"Me dan miedo las enfermedades de transmisión sexual", me decía constantemente un arquitecto con el que tuve varias citas, hasta que un día cayó en mis redes.

Hoy les voy a platicar de todo lo que tuve que pasar para que este profesionista me diera su bien dotada longaniza, aunque al final las cosas no resultaron como esperaba.

Él y yo nos veíamos con cierta regularidad y al principio no pasaba de una jaladita de verga. Era temeroso, le tenía una fobia horrible a las infecciones.

Siempre que nos quedábamos de ver me daba el bajón al saber que no podía probarlo. Tocar esa verga grande y gorda, deliciosa, y no poder ponerla entre mis piernas era algo horrible.

Pasaron muchísimas citas sin que se dejara, pero era de esas verduras sabrosas como pocas, así que fui trabajándolo despacito.

Las primeras veces sólo se la jalaba. Así fueron varias. Después pasamos a la mamadita, y varios meses más tarde llegamos a "sólo te meto la puntita".

"¡¿Cuándo me la dejará caer toda?!", me preguntaba yo cada que nos veíamos, hasta que se me hizo.

Nos quedamos de ver un lugar de esparcimiento, de esos de cinco letras, que se encuentra en Periférico Sur, a la altura de López Mateos. Nos tocó un cuarto...

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