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Como un cuento...

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Vincent

AMSTERDAM (AFP/DPA).- El príncipe heredero del trono holandés, Guillermo Alejandro, contrajo matrimonio ayer en esta ciudad ante millares de entusiastas asistentes y bajo un inhabitual sol radiante, con la joven argentina Máxima Zorreguieta, poniendo fin a una controversia política que duró varios meses.

El matrimonio real, que empezó con una breve ceremonia civil en el edificio de la antigua Bolsa de Amsterdam, continuó con una ceremonia religiosa protestante, en la que también participó un sacerdote católico argentino que leyó un sermón de la Biblia.

A la ceremonia asistieron especialmente el Príncipe Carlos de Inglaterra, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y el presidente sudafricano, Nelson Mandela.

La boda finalizó con un largo beso que, a pedido de la muchedumbre -que repletaba la céntrica plaza del Dam-, se dieron los flamantes esposos en el balcón del Palacio real.

Visiblemente emocionada, Máxima, de 30 años, mostró durante toda la ceremonia un rostro radiante, que habría desanimado a cualquier irreductible republicano, de los que no abundan mucho en este reino de 16 millones de habitantes, donde la monarquía es muy popular.

Cuando la rubia argentina, vestida con un traje blanco-marfil con una cola de más de cinco metros, hizo su entrada a la Nieuwe Kerk (Nueva Iglesia), seguida por seis pequeños pajes, todas las cabezas coronadas de Europa presentes se levantaron al unísono.

En los bancos de la iglesia, consagrada antes al culto católico, habían tomado lugar los soberanos de Bélgica, la Reina Sofía de España, la Princesa Carolina de Mónaco, el Príncipe heredero japonés Naruhito y la reina Noor de Jordania.

Pero entre la asistencia había un gran ausente: el padre de Máxima, cuya presencia, por haber sido Ministro durante la muy criticada dictadura del general Jorge Videla, fue juzgada inoportuna por las autoridades holandesas.

La ausencia de Jorge Zorreguieta fue incluso la condición "sine qua non" que se...

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