Cuente sus latidos; evite una embolia

AutorNatalia Vitela

Saber medir su pulso para detectar arritmias cardiacas puede ayudarle a evitar algo peor que la muerte, una embolia, afirma Luis Molina, director de la Unidad de Electrofisiología Cardiaca del Hospital General de México.

Detalla que, en México, 2 millones de personas padecen fibrilación auricular, la arritmia más frecuente y peligrosa porque puede originar coágulos y daño cerebrovascular.

Explica que, generalmente, la arritmia no presenta síntomas previos; por ello, saber medir su pulso y detectar si es muy acelerado, muy lento o irregular puede llevarlo al médico de forma oportuna.

Alerta que en el País sólo hay 100 electrofisiólogos, especialistas en el diagnóstico y tratamiento de estos males.

Anna Berni, electrofisióloga de esta unidad, detalla que, cuando los latidos del corazón son muy rápidos, se trata de una taquicardia, y si son muy lentos, es una bradicardia.

Cuando no hay sincronía en los latidos del corazón, significa que se padece fibrilación auricular.

"En muchas ocasiones, el paciente no sabía que tenía la arritmia hasta que le da la embolia", alerta.

De detectar un patrón de pulso irregular, los médicos confirman el diagnóstico con un electrocardiograma.

En sus extremos, coinciden los especialistas, las arritmias pueden ser mortales.

Para disminuir riesgos de sufrir arritmias, los expertos aconsejan tener niveles controlados de colesterol, evitar el sobrepeso y la hipertensión, tener una dieta sana, no abusar del alcohol, no consumir tabaco y hacer ejercicio regularmente.

Por otra parte, Molina explica que, para tratar la taquicardia, los médicos deben colocar desfibriladores, y para la bradicardia, marcapasos.

Quienes tienen fibrilación auricular deben tomar anticoagulantes para evitar la embolia, en tanto que para tratarla requieren de una ablación, que restablece el ritmo cardiaco.

Estos tratamientos suelen ser costosos. Tan sólo los dispositivos cardiacos y su colocación implican un desembolso de 120 mil a 300 mil pesos.

Molina, quien fundó el laboratorio especializado en 2002, recuerda que entonces, para conseguir marcapasos para sus pacientes de escasos recursos, iba a las funerarias.

"Les decía: 'En el momento que llegue un muertito con un marcapasos, me hablan'. Entonces hablaba con los familiares y me daban el marcapasos, que esterilizábamos y reusábamos".

La medida ya no es necesaria por pactos...

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