Cuba, una isla de 'sueños'

AutorRose Mary Espinosa

En Cuba, los trastornos del sueño se tratan con seriedad. Quienes padecen insomnio, somnolencia excesiva durante el día, sonambulismo o terrores nocturnos, tienen en la Clínica del Sueño una opción para el tratamiento de sus afecciones.

Esta clínica forma parte del Centro Internacional de Restauración Neurológica, en La Habana, y se encuentra entre las más distinguidas del mundo.

"Hasta hace un par de décadas, los problemas de sueño se veían como algo trivial", explica la doctora Lourdes Cubero, especialista en neurofisiología y responsable de la clínica, "pero la trivialidad termina cuando la persona sufre dichos trastornos en carne propia".

¿Quiénes van?

Pacientes con dificultades para iniciar o mantener el sueño, con problemas de hipersomnia, parasomnias mal soportadas como sonambulismo, terrores nocturnos y pesadillas. Gente que padece de crisis epilépticas y asma nocturna mientras duerme, o cuyo patrón de sueño presenta alteraciones del ciclo normal día-noche. Personas con problemas de roncopatía, trastornos de índole nerviosa y depresión, una de las principales causas del insomnio.

"Curiosamente, son los hombres quienes buscan ayuda profesional de manera inmediata, aunque sean las mujeres quienes padezcan problemas de sueño con mayor frecuencia", señala la especialista.

"A través de una evaluación del trastorno y de darle seguimiento al mismo, es posible remediarlo".

La clínica está ubicada en una casa de dos pisos. Todas las habitaciones son dobles, puesto que la política del Ciren contempla siempre al paciente y a un acompañante. El equipo médico está compuesto por neurólogos, psiquiatras, neurofisiólogos, especialistas en medicina holística, internistas y cirujanos. El tratamiento se ofrece en las instalaciones de la clínica o mediante visitas periódicas.

El tratamiento, que consiste en un periodo máximo de una semana de evaluación, cuesta alrededor de dos mil dólares.

¿Cómo se atienden?

Primero se conversa con la persona a fin de detectar sus malos hábitos, por ejemplo, dormirse o despertarse tarde. La entrevista dura cuando menos una hora. Lo importante es escuchar al paciente.

"De ahí se le practica un estudio polisomnográfico, es decir, una evaluación bioeléctrica del sueño que monitorea la actividad del encéfalo, la respiración, la actividad cardiovascular y la conducta del paciente mientras duerme, para lo cual se le graba en video. Todo se realiza con tecnología digital", indica Cubero.

La máquina lo registra todo. En el...

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