Ni son cuates, ni son australianos

AutorSalvador Cisneros

Un niño montado en un caballo recorre la pequeña comunidad Cuates de Australia, Coahuila, para informar que será proyectado al caer el sol en la escuela primaria el documental que el cineasta mexicano Everardo González hizo sobre este pueblo.

Ver Cuates de Australia (2011), ganador de Mejor Documental en el Festival de Morelia y en el de Los Ángeles, fue un evento fuera de serie para los pobladores de esta localidad rural que ni siquiera cuenta con luz eléctrica.

Por eso, mientras el niño a caballo se desgarra la voz, González hizo todo lo necesario -construir una pantalla y llevar un generador de electricidad hasta ahí- para saldar una deuda con ese pueblo exiliado año con año por la sequía.

"La proyección del documental para la gente de Cuates de Australia no fue un evento tan climático como yo lo imaginaba", cuenta el director desde su oficina en los Estudios Churubusco.

"Cuando cayó el sol y proyectamos la película, sus reacciones fueron como cuando uno reacciona al verse en el video de una boda o un bautizo. Para ellos fue así.

"Terminó la función y todos se fueron a dormir y no hubo todo esto que rodea al mundo del cine: no hubo alfombra roja, ni palmaditas de hombro, ni felicitaciones".

El también realizador de documentales como La Canción del Pulque (2003) y Jalisco Es México (2006) describe esa noche como el saldo de una deuda con el pueblo por haberle dejado hacer un retrato de sus vidas y de la migración que hacen cada vez que sus abastecimientos de agua se agotan; en cambio, su experiencia en el Festival de Morelia la cataloga como pasar un examen.

Lo que convenció a González de hacer el documental sobre este pueblo de extraño nombre -ni sus pobladores saben...

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