Cronista de Guardia

(Embargada para sitios en internet hasta las 24 horas locales)La batalla de PolancoGuillermo OsornoEL UNIVERSALLa ciudad de México. Sus batallas cotidianas. Batallas de los ambulantes por un espacio en la calle; batallas de los automovilistas por querer llegar antes que nadie; batallas de los usuarios del Metro por entrar al vagón. Y ahora, las batallas de los parquímetros de Polanco.Son las 4 de la tarde en la esquina de Julio Verne y Virgilio. Ha pasado una semana desde que las autoridades de la ciudad de México instalaron los parquímetros en una de las zonas más peleadas de la ciudad. Ha habido una semana de gracia y hoy se han comenzado a colocar las llamadas arañas inmovilizadoras en las llantas de los coches que no han cumplido con el pago. Como es lunes, no hay tantos comensales en los restaurantes, ni tanta gente en los comercios, y por lo tanto, la calle se ve más o menos tranquila. A lo mejor, esta sensación de paz se debe también a que ya no hay autos en doble fila. La única persona sospechosa en este paisaje urbano más o menos ordenado es un tipo de gorra azul, lentes de aro negro, camisa blanca deportiva y jeans. Se ve muy servicial entre los coches. ¡Ajá! Un franelero. El tipo en cuestión (luego me entero que le dicen Pancho) tiene varios boletos de los parquímetros en la mano. Se ha inventado un subempleo nuevo: es el encargado de renovar el permiso de estacionamiento, que se vence a las tres horas. Además, abre la puerta a los automovilistas, les ayuda con sus bolsas, y si sólo están de paso para hacer una compra rápida, digamos, en la farmacia, va y consigue corriendo el producto deseado. Lleva 9 años trabajando por acá. Antes era promotor de productos (quiso decir, vendedor).-No nos dijeron ni agua va- dijo en relación a la medida de poner los parquímetros. Tiene dos hijos: uno de 12 y otro de 4. El niño de 12 es muy rebelde y está influyendo al de 4. Indisciplina aparte, está angustiado porque no le han cumplido las promesas que le hicieron. Un líder le dijo que le darían 600 pesos al mes, o una indemnización permanente. Pero el caso es que no se quiere salir de la calle. Le pregunto cómo se llama. Me dice que Gonzalo. Tiene 46...

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