CRÓNICAS DEL METRO / Mediocre

Al público usuario del STC Metro y a toda la gente inconforme consigo misma, a continuación se les ofrece una receta que desarrollé y he perfeccionado en mis cada vez más largos ratos de ocio y desesperanza; es para hacer los tragos amargos aún peores. Hela aquí:

Mezcle, en un caldero burbujeante, enorme y sarroso como los vagones del Metro en las mañanas, dos cucharaditas de sus más gruesas y sinceras lágrimas, póngales un grito más fuerte y fastidioso que los que dan los vendedores ambulantes.

Añada dos o tres de sus recuerdos más amargos (ésos que a todos nos sobran), agregue una pizca de mala suerte, algo de menta, toda la arrogancia de las taquilleras y llene el caldero hasta sus tres cuartas partes de té de ajenjo, bien cargado y sin endulzar.

Déjelo hervir a fuego lento, mientras le ebulle con un cucharón de madera podrida o de acero oxidado -con ambos funciona, pero cada uno le da distinto sabor a la derrota-.

No se distraiga, si va a transbordar, hágalo enseguida, si se piensa enamorar, que sea deprisa para que le rompan pronto el corazón, si quiere cambiar...

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