Crónicas del Metro / ¡Que gripita!

Andrés subía deprisa las escaleras que lo conducirían a su destino laboral, era su segundo día de empleo en una tienda de ropa deportiva.

El transporte anaranjado se encontraba saturado de mexicanos acomodados estratégicamente en la entrada del vagón, mientras que dos o tres esparcidos junto a los asientos ecológicos.

Andrés llevaba 15 años de viajar en la misma línea, pero en está ocasión el paseo rutinario se diferenciaba por una gripe constipada desde hace más de 15 días.

Este singular pasajero ansiaba llegar a su trabajo, para tomarse un té, acompañado de un par de aspirinas y ponerse a leer el periódico más de mediodía, como buen trabajador del Gobierno Federal.

Los minutos transcurren al igual que el flujo de su nariz ancha llena de espinillas. Andrés saca de su mano izquierda un pañuelo desechable, mientras que con la otra intenta hacer malabares, para no caerse.

La cabeza comienza a darle vueltas, los ojos color miel están encharcados y el cuerpo parece desfallecer ante la fiebre que lo cubre totalmente.

El Metro se detiene por más de 15 minutos, Andrés comienza a desesperarse disimuladamente se entera de las noticias del día por el pasajero que viene sentado frente a él.

Llega un momento en que no puede resistir la agonía de estar parado en medio del salvajismo humano, sus defensas corporales luchan en un aguerrido 'entre' por sobrevivir.

Llegando a la estación Zócalo la gente descendió, pero otras más furiosas subieron a la jaula colectiva.

Andrés con todo y su debilidad no...

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