Crónicas del Metro / Esperando

Él le sobaba la panza y ésta se deformaba, el calor de la mano recibía respuesta inmediata, el bebé se movía.

Sentados en los asientos azules de los vagones del Metro de la Línea 1, Ana y Omar pensaban en los planes que tenían para su hijo, en la ropita que les hacía falta y en lo caro de los pañales.

El bebé parecía escucharlos, a cada frase terminada lanzaba una patada que se incrustaba en la costilla derecha de su madre.

La panza de Ana era enorme y se deformaba con cada movimiento del niño, está llegando al octavo mes de su embarazo. Nadie imagina lo delgada que era, apenas llegaba a la talla siete; sus senos, que estaban en proceso de desarrollo, crecieron envidiablemente, se pusieron duros y redondos; los pezones le brotaron como cerezas, y aunque el cuerpo le haya cambiado tanto, aún conserva su cara de niña.

Omar apenas cumplió la mayoría de edad, conoció a su ahora esposa en la calle donde vivían, eran vecinos. Fueron amigos desde pequeños y con el paso del tiempo y las hormonas, se hicieron novios. Todo...

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