Crónicas del Metro / Coincidencias

Claudia sale presurosa de su casa para llegar al Metro La Raza.

Como el camino es largo, saca sus walman y pone un cassette de jazz, cuadras más adelante se sube al mismo transporte, una chica de cabello color zanahoria.

Claudia recarga su cabeza y se queda profundamente dormida, arrullada por la música. Ha transcurrido una hora desde que dejaron su colonia, llegan al Metro.

Como 20 personas están en la fila en espera de obtener un boleto que les permitirá entrar al vagón de los sueños.

Las dos mujeres se encuentran en los torniquetes y se sonríen mutuamente, caminan por el pasillo siguiendo por inercia las indicaciones del Sistema Colectivo.

Cinco minutos más tarde las dos ascienden al Metro, sin miramientos le pregunta la muchacha de la melena rojiza a Claudia por el compacto que traía en sus manos.

-¿Te gusta el jazz?

Claudia enseñando sus grandes dientes le contesta que si, aprovecha la ocasión para chulearle su vestido cubierto de flores azules y moradas.

Ambas cómodamente sentadas entablan conversación, parece que se conocieran de toda la vida, y conforme avanzaba la charla las coincidencias eran más.

Leonor era el nombre de la otra chica, quien observaba con insistencia el reloj que sirve a los pasajeros para concertar sus citas.

Claudia le dice que eran las 16:50 horas y que ella también iba retrasada, luego le pregunta a dónde va.

Es que no es posible, no te creo que se me hace que me estás cotorreando, a poco si vas al concierto de jazz hasta Coyoacán.

Leonor reponiéndose de la crisis de risa, le dijo que no la estaba vacilando, que incluso se quedó de ver en la estación Niños Héroes con su novio, ya que él la había invitado, para celebrar su tercer mes de romance.

-No esto es el colmo, yo...

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