Crónicas del Metro / La Carpeta

Al terminar su jornada del día, Alicia sale de la oficina rumbo a casa. Pasa a comprar unas piezas de pan para la merienda, lo que provoca que sus manos estén ocupadas.

En un brazo lleva su bolsa de mano, con el otro, sostiene su carpeta donde lleva algunos documentos y abraza su bolsa de pan con ambos.

Quizá por instinto de conservación, al momento de dar el primer paso después de que se abre la puerta estira uno de sus brazos para sostenerse del tubo.

Suena el timbre y... justo en la pequeña rendija entre el vagón y el andén cae su carpeta a las vías.

Alicia sólo dice 'no puede ser' y regresa al andén en busca de un vigilante que la pueda auxiliar. Al encontrarlo le explica lo que sucede, pero éste le comenta que tiene que hacer una llamada a su jefe, y que posiblemente tenga que regresar por su objeto a la medianoche.

Ella le explica que eso sería difícil, ya que tiene que trabajar temprano, además de que no puede dejar ahí su querida carpeta, a la vez que recuerda que es un regalo de su padre.

El joven le explica que hará todo lo posible por rescatarla, e insiste con el teléfono hasta que por fin su jefe le dice que acudirá a rescatar la carpeta, pero que tendrá que esperar una hora.

A Alicia esto no le importa, ya que lo único que desea es volver a tener su carpeta, porque lo más importante es su valor sentimental no el contenido de ésta.

En lugar de desesperarse la joven de 23 años, espera en el andén justo a la altura donde cayó su carpeta, y cada que pasa el tren piensa que ésta se deshace un poco más, ya que tiene que soportar varias toneladas de peso.

Sin embargo, su objeto cayó en un lugar privilegiado. Sí, entre las dos barras que están a los lados de la vía, así que su folder de imitación...

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