Crónicas del Metro / Agasajo

Con la Ciudad medio vacía, el viajar en el Metro en una estación como Auditorio se volvió una aventura muy interesante para Carlos, quien se dirigía a su trabajo.

Como consecuencia de las desveladas de Año Nuevo, el joven estaba sentado y le empezó a ganar el sueño y el paseo le sirvió de arrullo, por lo que se recargó en uno de los tubos y se quedó con los ojos cerrados.

Por eso, no se dio cuenta de que habían subido en la siguiente estación una pareja de novios que se acomodaron en uno de los asientos que vienen juntos. En el vagón sólo venía la pareja, Carlos y al final una pareja de ancianos que dormían uno recargado en el otro.

Eso dio oportunidad a que los enamorados empezaran a agasajarse, aprovechando que nadie los veía y los besos y caricias cada vez subían más de tono e intensidad, pero cual fue su suerte que unos segundos después de que empezaron el idilio, Carlos despertó y fue testigo de un hecho bastante bochornoso.

El chavo le estaba metiendo la mano a su novia debajo de la blusa...

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