CRÓNICAS DEL METRO / La tentona

Cuando hace unos años se implementó la división de los vagones para las féminas, ante el abuso que los hombres hacían aprovechando la multitud, Rosario subió en Chapultepec en la sección rosa.

Se fue al fondo del vagón, sacó su libro y se dispuso a perderse entre los paisajes de Macondo que el Gabo describía con maestría; a un costado de la puerta viajaba una mujer con facha de ejecutiva o de cajera de banco, alta, delgada y guapa.

Detrás de la guapa quedó otra mujer ataviada con unos jeans y playera negra, a simple vista todo se miraba normal.

Era una de esas horas pico, que hoy es a cualquier hora, en que no sólo la gente satura vagones y andenes, sino también las mezclas de aromas humanos, perfumes de imitación y hasta comida.

La chica de negro comenzó a pegársele lentamente a la ejecutiva, tanto que la agraviada puso el grito en el cielo, en este caso en el suelo.

" Óyeme ¿qué te pasa? ¿Crees que soy tonta o qué? ¿Por qué me agarras? Hija de la chingada.

En un segundo las demás...

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