Crónicas desde mi Cama / Razones de peso

El martes me quedé a mitad de un asunto de mucho peso. Al parecer hay temas que simplemente se ponen de moda. Últimamente uno de los que más salen a colación es el de los kilitos de más. No sé a qué se deba, pero hasta en mis correos electrónicos me han llegado varios que me piden dar mi opinión respecto a los clientes pachoncitos.

Antier narré la historia de mi reciente encuentro con un cliente muy fregón en la cama, a quien hacía un buen rato que no veía. Yo iba a mi cita muy contenta y con todas las ganas de que me hiciera lo que él sabe hacer muy bien. La última vez que lo había visto, pesaba alrededor de los 75 kilos, así que no es difícil imaginar mi sorpresa cuando me abrió la habitación un cabrón con más de cien. En principio no le dije nada y me limité a poner en práctica las artes de mi oficio. Comenzamos a besarnos, a jugar, a cachondearnos y, para cuando me di cuenta, ya me estaba haciendo el amor con la misma destreza que antes de hincharse de ese modo. Cuando terminamos y estábamos acostados viendo el techo y recuperando el aliento, me preguntó qué opinaba.

- Riquísimo, galán (siempre le he dicho galán, aunque ahora parezca galón), como siempre- le contesté con la esperanza de que se refiriera nomás al sexo.

- No te hagas, morrita (siempre me ha dicho morrita)- me contestó - ¿Qué opinas de mi cambio de look?

Me quedé callada, a veces es mejor no decir nada que regar todo el tepache. Quien quita, pensé, y se refiera a un cambio de peinado y no de su...

- Ahora me dicen el resbalón- agregó adivinando mi pensamiento- porque tengo cuerpo de res y barriga de balón.

Ambos soltamos una carcajada y comenzamos a hablar del tema, le confesé que me sorprendió mucho cuando lo ví hecho una bola.

- Habrás pensado que se me había olvidado quitarme la botarga de Patas Verdes ¿verdad, morrita?- me interrumpió.

Es un cuate de esos que con tal de hacer reír es capaz de burlarse hasta de él mismo.

- La neta es que con todo y todo- le dije "te luciste como siempre, no pierdes el toque, galán. No todo está perdido, hay gorditos que son una maravilla.

La neta es que no mentí. Una cosa que he aprendido en este bísnes es que una buena profesional del sexo mercenario no puede ponerse selectiva. Yo atiendo con el mismo gusto a quien tenga el deseo y la solvencia para pagar por mis servicios y, desde luego, no todos son metrosexuales. Por el contrario, yo creo que al menos dos de cada tres de los que contratan un rato en mi cama tienen bajo la piel sus...

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