Crónicas desde mi Cama / A nivel de cancha

Hoy es un día revolucionario. Los veinte de noviembre me traen dos recuerdos, a mí de muy chavita vestida de Adelita, con todo y carrillera, paradita muy coqueta en el patio de mi escuela y los desfiles de deportistas que se hacían.

Igual se preguntan por qué los desfiles y es por varias razones, una de ellas es porque hace mucho, cuando practicaba gimnasia, me tocó desfilar en uno; pero la más importante porque me encanta ver formaditos y desfilando frente a mí a tal cantidad de chamacones con esos cuerpos que sólo el deporte esculpe. Es cómo un bufet interminable, del que al menos una mordidita no quisieras perder.

No soy mamila, a todo hombre le encuentro su encanto, pero no he de negarlo, me fascinan los deportistas. Me gusta mucho sentir que me aprietan los músculos de un hombre, tocar su abdomen firme, que me levante en sus brazos, que cuando me coja, me coja como un toro.

De los cuerpos de deportistas los que más me gustan son los de los futbolistas. ¡Ah, el fútbol! ¡Qué recuerdos maravillosos! Y es que además han de saber que como clientes, los futbolistas son espectaculares: fuertes, impetuosos y forrados de billetes. Saben divertirse y lo hacen muy bien.

Recuerdo en especial un servicio con futbolistas. Al día siguiente se jugaba un partido importante, por lo menos para ellos, porque le daban mucha importancia. Muy temprano me llamaron al hotel en el que se hospedaban. Ya antes le había dado servicio a uno de ellos, y nos veíamos con regularidad, así que me di una ducha, me puse un vestidito sexy y fui al hotel.

Mi cliente, que me esperaba en el lobby, me recibió contento y me acompañó arriba, me explicó que el servicio no era para él y me dejó en la puerta de la habitación. Al entrar me encontré con dos jugadores; uno bastante guapo y el otro más bien feo, ambos con cuerpos espléndidos, esculpidos con sudor y persecuciones de pelotas. Los besé.

Entendí que su intención era poseerme ambos al mismo tiempo, tomamos acuerdos respecto al arancel (no doy este tipo de servicio a menos que conozca muy bien al cliente y se doble la tarifa), convenimos que me quedaría toda la noche y empezamos el partido.

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