Crónicas desde mi cama / ¿Qué es una prosti?

Quiero compartir con ustedes un texto sobre la honorabilidad del oficio más viejo del mundo que escribió en su blog mi primita Lulú y que, la neta, me gustó mucho. Espero que les guste: "Le dice una niña a su mamá que de grande quiere ser piruja. La ñora, escandalizada, lleva a la pobre escuincla a lavarse la boca con lejía (no sé qué diablos sea eso, pero así dice mi abuela), luego le da tres ingadazos y agarrada de la oreja la lleva a comparecer con un cura. Varios minutos después la chamaquita sale del confesionario con el alma salvada y la orientación vocacional hecha pedazos.

Pasan los años. A la niña le empiezan a crecer un protuberancias donde antes había planicies, ya no tiene percudidas las rodillas y entre sus piernas brota la deuda de sangre con que salda el pecado de Eva (en [in]cómodas mensualidades). Su vocación sigue firme: será una piruja. Está lejos de comenzar a cobrar, pero sabe que sus malos pensamientos ya no se blanquean ni con cloralex.

Un año después, la niña ya no es una niña. Su figura tiene más curvas que el tramo "Tres Marías-Cuernavaca" de la Autopista del Sol. No lo dice, pero ya es una putita hecha y derecha. Se ha ido a lo oscurito con un par de chavos e, incluso, les ha dado sus buenos besotes ¡en los labios! Se siente orgullosa. Lo sabe desde la infancia: Las niñas buenas van al cielo, pero las putas... van a los antros, a los bailes, a los viajes... por eso siempre quiso ser una de ellas ¡Va bien!

Pasan más años. La niña ya se dio un acostón. No era lo que imaginaba pero estuvo rico. Ahora sí, ya lo zorrita no se lo quita nadie. Lo trae grabado en la frente. Es momento de aprender... ¿Habrá universidades para pirujas?

Un día, la niña ya no es amateur. Cobró por primera vez por lo mismo que hasta entonces había prestado de a grapa. Se siente lo mismo pero... ah, qué rica la cosquillita del dinero en la bolsa... ¿Será?

Claro que no. Éste es un oficio que no se planea. Creo que si buscamos en nuestros sueños de infancia, dedicarnos a estos rollos habría sido inimaginable. Ninguna niña tiene por sueño crecer para volverse prosti. Ni siquiera saben (la mayoría) que diablos significa la mentada palabrita. Simplemente nos vamos enseñando a que serlo está mal, te vuelve candidata a la palestra, al infierno, al rechazo, aunque a ciencia cierta no sepamos ni lo que es una puta.

Seguramente para un puberto, una prosti es la chavita que lo mandó al diablo...

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