La Crónica... / De negro sin luto y finados

AutorNicolás Sánchez Osorio

Todos estaban de blanco y negro Chez Lupita Loaeza y su marido el doctor Enrique Goldbard, pero nadie estaba de luto.

Y algo insólito: todos eran difuntos, a excepción de Toledo, Carlos Fuentes, Woody Allen, Guillermo Tovar de Teresa y el Subcomandante Marcos.

Sin embargo no había capilla ardiente, sino una alegre y cálida reunión con muy buenos platillos de la cocina tradicional mexicana (chiles rellenos, ensalada de nopales, y arroz poblano) en torno a Philippe y Christinne Faure.

La última de las despedidas antes de que el próximo lunes el avión de Air France los regrese a París.

Philippe Faure le entrega este fin de semana las llaves de la residencia de Corregidores a Richard Duque, el nuevo Embajador de Francia en México, recién llegado a la ciudad después de haberse desempeñado como Cónsul General en Nueva York, y quien le presentará al Presidente Fox próximamente sus cartas credenciales.

Los Faure cierran un capítulo rico en experiencias, no solamente diplomáticas, sino culturales y humanas a su paso por la Embajada.

En todo un amplio muro del nuevo doble-loft-dúplex de los Goldbard, Lupita colocó como parte de su decoración, las fotos enmarcadas en blanco y negro de Juan José Arreola, Luis Buñuel, George Sand, Cary Grant, Virginia Wolf, Octavio Paz, Coco Chanel, Mia Farrow y Dustin Hoffman, Elizabeth Taylor, Jean Paul Sartre, "Colette", Rita Hayworth, Clark Gable y Vivien Leigh, Marilyn Monroe, Jean Cocteau, Grace Kelly, André Mallraux, Frida Kahlo, Bette Davis, Simone de Beauvoir, Marcel Proust y hasta Einstein.

Personajes con los que la escritora convive, dialoga, platica, escribe sobre ellos y los recuerda en sus entregas dominicales, refrescándonos en forma ágil, muy amena y a manera de homenaje, la personalidad de cada uno de ellos y sobre todo de ellas.

Mujeres célebres de las que se ocupa. Desde George Sand, quien celebra este año el bicentenario de su nacimiento, pasando por Tamara de Lempicka, la cotizadísima pintora muerta en Cuernavaca y que fue proyectada a la fama por el editor Franco María Ricci, quien editó ese maravilloso libro sobre su obra, en el que devela al mismo tiempo la romántica correspondencia secreta que Tamara mantenía con el poeta italiano Lorenzo d'Anunzio, hasta Martha Sahagún, sobre la que escribe cada vez que es necesario, y no estrictamente para homenajearla.

A todos esos genios de la ciencia, del cine, de las artes y del pensamiento Lupita Loaeza les confía cada mañana todas sus alegrías y sus...

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