Carta/ Critica canónigo artículo de Loaeza

He quedado sorprendido, si no de la malicia, sí de la insensatez de una periodista y escritora de nombre Guadalupe Loaeza, al incurrir en el error, primero, de no respetar la sacralidad del sacramento de la penitencia o confesión, y segundo, el de generalizar conductas inadecuadas acerca de la idoneidad moral de los que somos confesores y administradores del sacramento de la misericordia.

Ello es imperdonable en una persona que se precia de tener una formación cultural para no aparecer como una periodista que no acude a las fuentes de investigación pertinentes, sin manifestar su lado espiritual, como corresponde a un buen cristiano.

Me refiero al artículo que fue publicado en REFORMA el 18 de abril en la sección editorial.

Los casos que presenta de la confesión sacramental, primero de una niña que despierta a la sexualidad, pueden ser considerados en forma hipotética como una instrucción imprudente de parte del confesor poco inteligente y, sí, totalmente irreflexivo en el trato de tan importante tema.

El segundo caso, que según la señora Loaeza es relevante, nos presenta a un tipo de sacerdote con mirada provocativa e incitante al pecado para con una joven de 20 años que experimenta la soledad, y de cuya vida espiritual ha tenido conocimiento mediante la confesión sacramental.

Se trata de un caso de inmadurez afectiva por parte del confesor que desea, malintencionadamente, poner remedio a la soledad de la jovencita, quien, asistida por la gracia de Dios y con valentía, lo dejó ¡con un palmo de narices! Por lo tanto, no tenía razón para perder la fe por...

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