Critianismo y economía: La vertiente católica del poder

AutorHéctor Zagal

¿Qué significa ser cristiano en economía? La pregunta se me ocurrió cuando Felipe Calderón nombró Secretario de Hacienda a Agustín Carstens. Se trata de una inquietud originada por el hecho de que Calderón y el PAN no han ocultado su filiación cristiana. Durante su último año a cargo de la presidencia del partido, el PAN se afilió a la Internacional Demócrata Cristiana y, por tanto, a la Organización Demócrata Cristiana de América. Ahora, Manuel Espino es su presidente. La expresa adscripción ideológica con el cristianismo los obliga, me parece, a responder a esta inquietud. Si no, ¿por qué se vincularon con la democracia cristiana?

Personalmente, me incomoda el confesionalismo en política. Comprendo el afán de Manuel Gómez Morín por evitar comprometerse con la democracia cristiana. Durante un tiempo se impuso el "secularismo". Acción Nacional no se involucró en la palestra política con adjetivos religiosos de por medio, incluso cuando la democracia cristiana contaba con personajes de la talla de Konrad Adenauer.

Nada de esto impidió, por supuesto, que el cuerpo de principios y doctrina de Acción Nacional se redactase echando mano de la fraseología y aparato conceptual de la doctrina social católica.

El tiempo ha transcurrido. La Realpolitik se impone y cabe preguntarse cuáles serían los principios que el calderonismo tendría que asumir para estar en consonancia con la doctrina social de la Iglesia católica.

La libertad de los laicos

La Iglesia enuncia su doctrina social en términos relativamente generales, aunque no faltan las directrices de acción y ciertos proyectos concretos, por ejemplo, la condonación de la deuda externa de los países más pobres impulsada por Juan Pablo II en el 2000. Sin embargo, salvo excepciones, la ejecución de la doctrina recae en los laicos.

Al menos desde el Vaticano II, no podemos toparnos con "soluciones católicas" en economía y en política. Después de las amargas experiencias del Antiguo Régimen, la Iglesia ha ido aprendiendo a evitar los compromisos con propuestas políticas específicas. Esto significa, por un lado, que Roma difícilmente daría su espaldarazo a un régimen y, por otro, que existen diversidad de soluciones católicas a un mismo problema. Ningún católico puede atribuirse la representación de Dios en cuestiones exclusivamente temporales

Lo que se conoce como "doctrina social" es, ciertamente, la posición oficial de la Iglesia católica sobre esta materia. Pero se trata de un conjunto de valores y...

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