Cristina Morfín/ Fusiones bancarias

AutorCristina Morfín

Quienes tenemos la necesidad de acceder a los servicios de alguna institución bancaria sabemos lo importante que es contar con un buen trato de parte de quienes la operan, particularmente de los empleados de "primer piso", que por desgracia en los grandes bancos de México no se caracterizan por ser ni los más eficientes, ni los más expertos, ni mucho menos los más atentos con quienes demandan su atención; y esto no es una prerrogativa de los empleados bancarios, pareciera que el solo hecho de estar detrás de una ventanilla convirtiera a cualquiera que ahí se ubica en un personaje desagradable y poco interesado en quienes se encuentran del otro lado.

Pues justamente ese trato descortés y despreocupado es el que vienen padeciendo múltiples clientes de una de las instituciones de más tradición y dimensiones en este país, nos referimos a Bancomer; y conste que señalaremos algo que personalmente padecimos en fechas recientes, y animados por los lamentos de varios usuarios de los servicios de esa institución, que al escuchar los nuestros, coincidieron en la estricta necesidad de un cambio en la estrategia de atención al cliente que hasta ahora se viene prestando por ahí.

Todo se inició cuando intentamos, en días pasados, simplemente efectuar el cambio de un cheque por efectivo en la sucursal Américas de BBV_Bancomer, donde, vale la pena señalar, siempre tuvimos un trato amable y atingente, prácticamente desde que éste era Mercantil de México, después Probursa, luego BBV, hasta llegar a su fusión con Bancomer; pues nada, que en las puertas del banco aparecía un letrero que informaba que la sucursal se cerraba permanentemente y que a los clientes en adelante se les atendería en un número cercano de la misma avenida, y nada más. Y ahí empezó nuestro peregrinar. Primero a buscar el lugar, después a solicitar orientación que nadie nos dio, luego, ya en la sucursal de Bancomer, a hacer cola por alrededor de una hora y media y, finalmente, al llegar a la ventanilla que nos correspondía, el joven despachador, de manera altanera, exigía una identificación antes de realizar cualquier operación, a pesar de que la gerente de la otra sucursal mencionada estaba presente; en fin, con todo el mal humor que eso provoca, nos armamos de paciencia y tras identificarnos plenamente pudimos hacer la operación que nos ocupaba y nos retiramos.

Por ahí se encontraba otra persona, que tenía urgencia de una chequera nueva, pues requería de efectivo para sus gastos y lo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR