Criss Angel: Las obsesiones de un mago

AutorJuan Carlos García

Aquel truco que su tía Stella le enseñó a Criss Angel a los 6 años, al desaparecer unas cartas y adivinar cuáles eran sin verlas, le gustó tanto al niño que se hizo su pan de cada día y hoy, muchos años después, lo convirtió en el mago más famoso y aclamado del mundo.

Cada vez que la hermana menor de su madre visitaba su casa en Long Island, Christopher Nicholas Sarantakos le pedía que le enseñara un nuevo truco y ella lo complacía.

Le enseñó a multiplicar y a desaparecer esferas, a dominar las cartas y la doble manga, a dormir personas y hasta a tranquilizar animales.

"Desde que me enseñaron el primer truco quedé fascinado. Me volví un obsesivo de la magia, al grado de pedir terapia cuando era un adolescente, pues no podía controlar lo que hacía enfrente de la gente", recuerda el mago en entrevista exclusiva.

"Mezclaba lo profesional con lo personal y a muchas chicas les molestaba. Claro, primero les entusiasmaba, después ya no".

Está sentado en un cómodo sofá de su suite en el Hotel Luxor de Las Vegas. Aquí estrenará el 1 de septiembre el espectáculo Criss Angel Believe, en conjunción con el Cirque du Soleil.

Su celular no deja de vibrar. Su hermano Costa le organiza los papeles para firmar mientras conversa y el productor del show, Serge Denoncourt, llega para empezar una junta cuando se termine la entrevista.

Usa camisa sin mangas y sin abotonar. Presume los músculos de los brazos y los bíceps. Brillan los tatuajes que lleva. Tres con tinta brillante y simétricamente delineada. Dos, en relieve. Su voz gruesa, como la de un tenor, contrasta con su delgada figura. Su mirada es penetrante, provocadora, y en lugar de incitar a la agresividad hipnotiza a quien se deje llevar por sus murmullos.

"Desde que descubrí que la magia se podía referir a hacer volar a una persona, me sentí cautivado. Y creo que esa misma obsesión la tiene toda la gente. Aprendí a hacer magia, trucos, y nunca quedé satisfecho con nada.

"Todos me piden que los haga volar y yo les digo que los haría levitar. Si volara sería Supermán y no sería un 'freak', sería un dios", afirma el mago de 40 años.

"Siempre me ha provocado curiosidad enorme saber por qué la gente quiere volar. Por qué no disfrutamos lo que tenemos y ya, pero yo soy un ser de contradicciones porque la verdad es que sí quisiera volar".

Hijo de padre estadounidense y madre griega, Criss jamás se imaginó que gracias a su trabajo, el cual inició en pequeños clubes y luego lo llevó a arenas como el Madison...

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