Creen posible asesinato

AutorSilvia Isabel Gámez

Ni siquiera su esposa, Matilde Urrutia, sabía ese mediodía del 22 de septiembre de 1973 que Pablo Neruda había decidido posponer dos días su viaje a México. En la habitación de la Clínica

Santa María sólo estaba la pareja y el Embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá, que había llegado para conducirlos al aeropuerto de Pudahuel.

El poeta no le dio razones, recuerda el político. "A lo mejor si yo le insisto, y le digo: 'don Pablo, vámonos', pero no le discutí". Neruda murió el domingo 23 por causas que están siendo hoy investigadas, y Martínez Corbalá, quien por encargo del Presidente Luis Echeverría debía ponerlo a salvo de los militares golpistas, terminó acompañándolo en su funeral.

Sentado en su estudio, confiesa tener muchas dudas. No podría asegurar que Neruda fue asesinado, tampoco lo contrario. "Tenía cáncer de próstata, ya muy avanzado, eso es cierto", señala. "El único signo exterior visible de su enfermedad era que no podía caminar". Ya en su primer encuentro en Isla Negra lo había recibido acostado en su cama. Ese sábado en la clínica, Martínez Corbalá no lo vio más grave.

"De comprobarse (que Neruda fue asesinado) será un dato más de la vergüenza que fue para Chile esa dictadura y de su magnitud criminal", considera el presidente de la Fundación Salvador Allende, Osvaldo Puccio, quien recuerda cómo, en lo que considera un acto de "enorme hipocresía", el gobierno de Augusto Pinochet decretó tres días de duelo oficial por la muerte del poeta.

David Schidlowsky, autor de Neruda y su tiempo. Las furias y las penas, obra que incide en la biografía política del poeta, considera que de haber viajado a México, Neruda se habría convertido en un símbolo de la oposición y de la resistencia al régimen de Pinochet.

"Los enemigos de la Unidad Popular y del gobierno de Salvador Allende eran también los enemigos de Neruda", señala Schidlowsky desde Berlín. El poeta murió 12 días después del golpe militar que provocó el suicidio de Allende. "Era una época de terror, caos y miedo" donde ni su prestigio internacional, ni la preocupación de los intelectuales extranjeros, le garantizaban seguridad, señala el biógrafo.

Neruda fue Embajador en Francia en 1971, año en que ganó el Nobel de Literatura, y 1972, cuando regresó a Chile. "No tuvo apariciones públicas salvo el homenaje que recibió por el Nobel el 5 de diciembre de 1972. Su participación en la lucha política era a través de cartas, artículos y la radio", dice Schidlowsky, quien...

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