Visión Internacional/ Mientras algunos temen la creciente brecha en los ingresos de Japón, otros le dan la bienvenida

The New York Times News

Justo al otro lado de la calle, en el Parque Shinkuju Chuo, personas indigentes, concentradas visiblemente aquí que en la mayoría de las partes de la ciudad, pasan el día bebiendo jugos a medias de cajas y pepenando entre la basura que dejaron los niños que utilizan el patio de juegos. Contrastes como este son poco usuales en Japón, país que se ha considerado a si mismo por largo tiempo como la nación industrializada mas igualitaria del mundo.

Sin embargo, la brecha entre ricos y pobres en Japón esta creciendo, impulsada por cambios en la economía y la sociedad. La gente esta viviendo más tiempo y acumulando más riqueza.

Con mayor frecuencia, los sueldos se están fijando mediante el desempeño, en lugar de la antigüedad. Las mujeres, en alguna época relegadas al hogar, están llegando en tropel a ocupar puestos en oficinas. Las leyes fiscales han sido modificadas para permitir a los ricos guardar una proporción más elevada de su dinero, y los huecos que en alguna época explotó la clase media están cerrándose.

En un sitio donde alguna vez todos daban la impresión de recibir un trato más o menos igualitario, comerciantes y comercializadores están centrándose sobre los acaudalados. Y les está redituando incluso durante la prolongada recesión de Japón.

Lujosos automóviles Mercedes-Benz están vendiéndose rápidamente, en tanto que las ventas de automóviles en general han caído. Los servicios de Banca privada que se ofrecen a los ricos también están proliferando. "Durante anos, la paga de todos iba en aumento conforme iban envejeciendo", dijo Shoji Hiriade, administrador general del principal departamento de la filial de Mitsukoshi en el centro de Tokio, la cual comenzó una campaña para atraer a los ricos.

"Hizo que todos pensaran que todos estamos en la clase media. Sin embargo, el empleo de por vida esta desmoronándose y los salarios están basados en méritos y desempeño", dijo. En siete u ocho años, la sociedad japonesa semejara mucho a la sociedad occidental, con brechas entre ricos y pobres que pueden distinguirse claramente.

La estratificación en el ingreso hace surgir cada vez más interrogantes con el potencial de mortificar a Japón, donde la igualdad, o la percepción de ella, contribuye en gran medida a la armonía social que es tan valorada. Funcionarios del Gobierno conceden, en privado, que una mayor disparidad en los ingresos es inevitable conforme la economía se torna más competitiva. No obstante, temen que las...

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